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Si visitáis Turín, además de ver los típicos museos, iglesias y otros lugares must-see, es obligado pararse a desayunar, merendar o simplemente a tomar café en uno de sus múltiples cafés históricos. Si camináis bajo las arcadas del centro, veréis los fantásticos escaparates de las pastelerías y los cafés decorados con muebles de época y una atmósfera entre chic y bohemia.
En mi segunda visita a la ciudad, tan sólo 48 horas, me paré en varios de esos cafés para probar sus propuestas. Esta es mi selección, no un ranking:
Caffè Torino: abierto en 1903, es el clásico restaurante y café. Aquí podéis degustar por ejemplo el  verdadero gianduiotto. En 1934, el Caffè se mudó bajo las arcadas de la Piazza San Carlo y renovó su mobiliario interior, retomando los temas del barroco piamontés en los estantes, mostradores, chimeneas y espejos, recuperando también algunos elementos y equipos del antiguo local, incluida la caja registradora de fabricación estadounidense.
En el acceso al café veréis un toro que es símbolo de la ciudad.
Las restauraciones de 1998 devolvieron el color a los estucos y a los frescos deteriorados por el tiempo, reemplazando telas ahora descoloridas con telas francesas e inglesas. Veréis unos elegantes muebles de plata de finales de los años treinta. Os encantará y su escalera es perfecta para fotos de Instagram.
Muy recomendable para el café, los bombones y la bollería.
Caffè Fiorio: abierto en 1780, allí solían reunirse aristócratas y escritores de la época, no sólo es famoso por su café sino también por su chocolate caliente que tenéis que probar.

Es elegante por dentro y se dice que es allí donde se inventó el cono de helado.

Stratta: abierto en 1836. Platos fríos y calientes sea para desayunar, almorzar o merendar. Os gustará todo.

Eran proveedores de dulces a la familia real de Saboya. Su interior es pequeño y muy bonito.
Caffè San Carlo: este es mi preferido. Inaugurado en 1822 es probablemente uno de los cafés más suntuosos y famosos de Turín. Desafortunadamente, fue severamente dañado por los bombardeos durante la II Guerra Mundial, pero después de largas restauraciones fue posible recuperar algunos de los antiguos frescos.
Este café fue uno de los principales lugares de reunión para políticos socialistas, periodistas, artistas radicales (contrariamente al cercano Caffè Fiorio, donde se reunía un público bastante más  conservador).

Durante la II Guerra Mundial, el edificio que albergaba el restaurante sufrió graves daños y el Caffè San Carlo fue cerrado de 1953 a 1963 y trás un largo trabajo de restauración, que devolvió algunos frescos del techo que se habían perdido en los bombardeos. También se recuperaron de los estucos. Desde entonces, el Caffè San Carlo, a pesar de cambiar de dirección varias veces, ha vuelto a ser uno de los cafés más populares de Turín y está incluido en la lista de Lugares Históricos de Italia.

Baratti & Milano: abierto en 1858, debe su nombre a dos pasteleros canaveses: Ferdinando Baratti y Edoardo Milano. Al mudarse a Turín en 1858, abrieron un taller de confitería y pastelería en la via Dora Grossa 43 (la actual via Garibaldi), destinado a convertirse en una de las marcas más reconocidas de la industria de confitería piamontesa e italiana.

Entre otras cosas, fue Ferdinando Baratti quien creó el famoso cremino que más tarde se convirtió con el gianduiotto en uno de los grandes clásicos entre los chocolates italianos.
Es elegante y sofisticado.
Caffè Mulassano: abierto en 1907 era popular entre los artistas que trabajaban en el cercano Teatro Regio. El entonces propietario, Amilcare Mulassano, también era el propietario de la famosa destilería Sacco, productora del famoso jarabe de menta.
El encanto de Mulassano está estrechamente ligado a sus 31m2 de espacio donde el bronce, la madera y el latón de sus boiseries protagonizan su decoración y se multiplican a través de un sabio y calculado juego de espejos.
Se dice que el famoso sándwich triángulo italiano tramezzino fue inventado aquí. El sándwich Mulassano es uno de los bocadillos más solicitados, disponen de más de treinta sabores diferentes.
Caffè Clarissa: ahí fui a re-desayunar el domingo por la mañana. Abierta desde 1997 es otro encantador lugar histórico con deliciosas propuestas para disfrutar. Su bicerin -chocolate caliente con nata- es espectacular.
Parece decorado permanentemente de Navidad con lucecitas monísimas por todos los rincones. El pintor Enrico Paulucci les regaló uno de sus cuadros que se puede admirar en la cafetería.
Producen todos los dulces, pasteles y tartas intentando conservar las recetas transmitidas y preservando el sabor del pasado. Os encantará.

Restaurantes tradicionales y con sabores locales en Turín: Ostú, Ristoro 28 Marzo, Porto di Savona, Ristorante Consorzio, La Piola Sabauda, Madama Piola
Web oficial de Turismo Turín aquí
En este link encontraréis mis fotos de Turín
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Aquí podéis leer la historia del vermú que fue creado en Turín, y además os recomiendo el Extra Vermouth como experiencia gastronómica.
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