Una visita a Valladolid, la capital del vino en España, tiene que incluir diversas bodegas, probar vinos y sus productos delicatessen más top como éstos. Tengo la suerte de ir de vez en cuando y aprovecho para conocer bodegas de mi lista de deseos. En mi último pude asistir al principal evento de Europa de enoturismo FINE en Feria de Valladolid, y visité varias de las mejores bodegas de la zona de Valladolid. Algunas disponen también de alojamiento, os lo cuento con todos los detalles y espero que os inspire para visitar esta provincia tan especial:
Sólo Bodega:
– Bodegas Protos: es la bodega fundadora de la organización como zona vitivinícola en 1927, once visionarios se organizaron como cooperativa y supuso la primera implementación de estrategia: calidad como máxima prioridad y marca como ventaja competitiva sostenible. Así lo demuestra la medalla de oro otorgada a sus primeros vinos, de 1927 y 1928, en la Exposición Universal de Barcelona de 1929.
Su bodega y la visita está dividida en dos partes: la antigua bodega de crianza escarbada en la montaña de Peñafiel y bajo el castillo del mismo nombre:
Y la nueva bodega (justo cruzando la calle) diseñada por Rogers Stirk Harbour + Partners y Alonso Balaguer y Arquitectos Asociados e inaugurada en 2021
La visita empieza con una espectacular vídeo mapping que cuenta toda la historia, pasea por las diferentes estancia donde madura el vino y termina con una cata en su nuevo restaurante Ágora.
Aquí podéis ver todas las fotos de mi experiencia enoturística en Bodegas Protos.
– Dehesa de los Canónigos: el nombre curiosamente hace referencia al primer propietario en 1820, el Cabildo de la Catedral de Valladolid, compuesto por 22 monjes canónigos. Después con la desamortización de Mendizábal, en 1842, pasó a manos privadas: la familia Lecanda.
Fue la primera finca en plantar vid en la repoblación del Duero tras la llegada de la filoxera en el siglo XVIII, con vides procedentes del valle californiano de Napa utilizadas como patrón e injertadas con viníferas traídas de Francia por Toribio Lecanda.
La finca cuenta con 500 hectáreas, de las cuales 60 corresponden a viñedo, algunos de ellos con más de 80 años de edad. La variedad predominante es la Tempranillo, un clon de la Tinta Fina, otras variedades minoritarias son la Merlot, Cabernet Sauvignon y la variedad blanca Albillo.
Nuestra cata acompañada de deliciosos quesos, embutidos y croquetas fue épica.
En este link podéis ver todas las fotos de mi experiencia enoturística en Dehesa de los Canónigos
Bodegas con hotel de lujo:
En estas bodegas, podéis visitar sus viñedos, probar sus vinos y además disfrutar de su exclusivo alojamiento, gastronomía y spas multipremiados.
– Monasterio de Valbuena: con la sostenibilidad como bandera y protagonista de todos los aspectos del hotel y de la bodega, Castilla Termal dispone en el Monasterio de Valbuena, de un lugar único. De estilo cisterciense y con casi 900 años de historia desde que Estefanía de Armengol, condesa de Urgell y nieta del conde de Ansúrez, fundara el 15 de febrero de 1143 este recinto.
Imprescindible la Iglesia Monacal, la capilla de San Pedro, la Sala de Trabajo, el Refectorio, el Claustro, el Patio del Compás y las Caballerizas.
Cuenta con 79 habitaciones, todas ellas conservan el encanto y la elegancia del monasterio del siglo XII donde se encuentran:
El balneario se alimenta de las aguas termales del Manantial de San Bernardo que en el siglo XII, los monjes cistercienses utilizaban para regar los viñedos que hoy forman parte de la D.O. Ribera del Duero. Agua mineromedicinal sulfatada, sódico-cálcica, hipo termal y de mineralización media. La temperatura de surgencia es de 25ºC. Además del espacio termal, se puede disfrutar de la experiencia Capilla de San Pedro, un lugar único:
Converso es el único vino producido en Valbuena, 100% tempranillo. Su añada cuenta con una producción limitada únicamente a 20.000 botellas que sólo encontramos en sus hoteles o en su web donde se puede comprar online.
– Abadía Retuerta: En el año1146 la orden Premonstratense construyó el monasterio de Santa María de Retuerta en un inmejorable enclave a orillas del Duero. A los monjes de la orden de San Norberto les fueron concedidas terras et vineas; y el segundo Abad trajo desde Borgoña las primeras cepas de variedades francesas que fueron plantadas. En 2012 fue inaugurado como hotel único y bodega:
Cuenta con 30 sofisticadas habitaciones, 27 clásicas y 3 suites. Realmente preciosas y con un encanto especial:
Su Santuario Wellness & Spa ocupa 1000m2 está ubicado en la antigua zona de caballerizas y excavado bajo tierra, y también cuenta con luz natural. De disposición simple y elegante, encontramos exclusivos diseños del artista de origen japonés George Nakashima y el artista suizo Hans Josepsohn. 
Sobre sus vinos: un total de 54 parcelas diferenciadas se identificaron, las cuales se enclavan colindantes a la abadía a una altitud de 720 metros y, al otro lado del Duero, en las laderas a 850 metros de altitud. Por tanto, cada pago acoge una única variedad de uvas que han de ser cuidadosamente seleccionadas para extraer de ellas lo mejor de la tierra.
Abadía Retuerta es una de las bodegas más avanzadas de Europa. Fueron pioneros en la región en utilizar mesas de selección. Cada racimo está separado a mano, lo que les permite elegir las mejores uvas para sus vinos. Para reducir las fases y ser más cuidadosos y respetuosos con los frutos de la vid, han diseñado y patentado un método ecológico de vinificación por gravedad. El resultado es un procesado más natural y delicado de las uvas:
Me enseñaron la bodega y tuve la oportunidad de catar varios vinos en su bonita zona de catas con una enorme tienda adyacente:
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