Pocos saben que a 20 minutos en tren desde Viena encontramos Baden bei Wien, el lugar de veraneo histórico de la aristocracia vienesa, emperadores e incluso músicos como Beethoven. Esta coqueta y pequeña ciudad es toda ella un regalo con lacito, una preciosidad mundialmente conocida por sus aguas sulfurosas y sus balnearios, lugares de peregrinación especialmente para países de habla germana, donde los balnearios están sufragados por la sanidad pública.
Después de visitar la capital austríaca múltiples veces, por fin me decidí a visitar la capital del termalismo austriaco y probar las propiedades de sus aguas.
Baden bei Wien forma parte de las ciudades termales históricas de Europa, y eso es motivo suficiente como para organizar unos días allí.
Fueron los romanos que descubrieron las aguas sulfurosas, de hecho, actualmente se puede visitar la que es conocida como la primera fuente de agua termal de la ciudad. Se sabe que se construyó una tubería para distribuir esa agua por la ciudad. Sólo se visita con un guía pues está cerrada al público.
Otros balnearios en funcionamiento hoy en día y que son de obligada visita:
– Römertherme Baden: un elegante edificio neoclásico me recibe y una vez dentro, me explican todo lo necesario para entender donde tengo que dirigirme. Calculad mínimo unas tres horas para disfrutar de todas las instalaciones: piscinas, saunas, gimnasio, la fuente de aguas termales, zonas de descanso, restaurante…
La entrada cuesta 17,50€ e incluye albornoz y toalla. Consultad los precios actualizados en la web.
Lo primero que hice fue ir a visitar la fuente de aguas sulfurosas para empezar el día de forma saludable. Es aconsejable tomar varios vasos, aunque el sabor deja mucho que desear.
En un área de alrededor de 3.500 m², los visitantes pueden elegir entre numerosas ofertas en la amplia zona de agua y sauna. Además de una bañera de hidromasaje, encontramos las piscinas deportivas, de vitalidad e infantiles, una piscina al aire libre y otra piscina al aire libre que está llena de agua sulfurosa de los manantiales curativos de Baden, proporcionan relajación asegurada.
Además dispone del techo de vidrio colgante más grande de Europa.
La enorme zona de saunas, abarca desde saunas finlandesas clásicas y una biosauna hasta varios baños de vapor, un tepidarium y una cabina de infrarrojos. Importante: en Austria es obligatorio ir desnudo en las saunas.
La zona exterior de aguas termales me la imagino fabulosa en invierno y lo tengo pendiente. Me encantaría regresar.
Römertherme tiene conexión directa con el balneario, donde los médicos supervisan los tratamientos de quien haya decidido disfrutar de las excelentes propiedades termales o le haya sido recetado. Hay un amplio catálogo de servicios en tratamientos.
El hotel Badenerhof está pensado para albergar a quien quiera disfrutar de unos días de relax o pasar una estancia más larga. Me encantaría probarlo, pendiente.
– Thermalstrandbad Baden: es una combinación única de arquitectura histórica y diversión de baño moderna. «Playa», piscinas, deportes, juegos y diversión acuática, además de sus aguas con propiedades termales.
Sus vestuarios son inmensos, vintage y mixtos. Transpira historia en todos sus rincones, las taquillas son de madera y todo tiene ese glamour del pasado, como si nos pudiéramos imaginar un Lido con los veraneantes vestidos con bañadores largos y sombrero de paja. Es una experiencia Art Nouveau con agua.
Y además cuentan con la mayor piscina olímpica de Austria, perfecta para los amantes de la natación:
Antiguamente había muchos más balnearios pero con el tiempo han ido cerrando. Todavía quedan los históricos edificios que los albergaban y muchos conservan el nombre.
Por ejemplo si visitáis las oficinas de Turismo Baden bei Wien, veréis que están en el que era el Leopolsbad (también llamado Heiligenkreuzer Bad). Fue reconstruido en 1812 aunque el arquitecto no es conocido. Sirvió como edificio de baños hasta 1939. Y fue utilizado hasta 1972 como edificio embotellador de una empresa de agua mineral. Desde 1995, el edificio neoclásico alberga la oficina de Turismo Baden bei Wien.
O Franzensbad: el manantial de Franz apareció en 1827. El gobierno provincial de Baja Austria construyó un centro termal sobre el manantial y le puso el nombre en honor al emperador reinante Francisco I. La instalación sirvió como baño para las clases menos favorecidas, especialmente para la casa de caridad. Desde 2004, encontramos un hammam.
Podéis mirar en todas mis redes sociales #GraupixBadenBeiWien para más inspiración, comentarios y fotos.
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