Baden bei Wien, como su nombre traducido literalmente -«Baden cerca de Viena«- indica, es una ciudad pequeña -cuenta con 26.000 habitantes- que al estar tan cerca de Viena, la mayoría de visitantes van y regresan en el día, lo que sólo da tiempo para ver el centro, pero no de disfrutar de sus importantísimos balnearios ni de visitar todos sus museos. De hecho, Baden es un buen sitio para empezar trekkings y degustar sus estupendos vinos por lo que es el lugar perfecto para pasar mínimo un par de días. Cultura, historia y gastronomía son, a parte de sus aguas termales, los protagonistas en Baden. Yo pasé tres noches y disfruté de la ciudad y de sus propuestas culturales y termales.
Os cuento qué visitar y qué hacer:
– Columna de la Trinidad: también conocida como la Columna de la Peste, preside la plaza principal de la ciudad. La construcción de este monumento barroco extraordinario surgió del voto de la ciudadanía de Baden como agradecimiento por su supervivencia a la devastadora peste de 1713. La obra fue llevada a cabo por el escultor italiano Giovanni Stanetti, basándose en los diseños del pintor Martino Altomonte. Los trabajos de construcción duraron de 1714 a 1718.
Es el lugar perfecto para sentarse, tomar algo y respirar el ambiente de la ciudad.
– Kurpark: el parque termal de Baden tiene un tamaño de 52 hectáreas, lo que lo convierte en uno de los parques termales más grandes de Europa. El origen del parque se encuentra en el Theresiengarten. Este jardín fue creado en 1792 para honrar a la emperatriz María Teresa y desde entonces ha permanecido siempre abierto al público.
Además de hermosos paisajes, el parque ofrece numerosas atracciones históricas: la primera fuente termal encontrada por los romanos, que ahora sólo se puede visitar con un guía privado. Encontramos también varios monumentos, un bonito café, senderos para hacer rutas y la preciosa glorieta donde con mucha frecuencia hay conciertos gratuitos:
– Beethovenshaus: el compositor alemán Ludwig van Beethoven visitaba regularmente Baden para poder disfrutar de las propiedades de sus aguas termales. Cuando el emperador Francisco I pasaba los veranos allí con su familia, Baden estaba llena de miembros de la alta aristocracia y la clase media alta, incluidos los mecenas del gran compositor. En los veranos de 1821, 1822 y 1823, Beethoven se alojó en Rathausgasse 10, donde compuso importantes secciones de su Novena Sinfonía.
De hecho visitó la ciudad en 15 ocasiones, y tres veces se alojó en esta casa.
El museo es pequeño, muy bien organizado y se puede visitar por 8€.
– Kaiserhaus Baden (literalmente la casa del emperador): este precioso edficio en la plaza principal de la ciudad, acoge exposiciones temporales.
Cuando yo estuve había una exposición que me entusiasmó: la historia del termalismo en la ciudad, que proponía un recorrido a través de los tratamientos y utensilios utilizados antaño. Muy didáctica.
La entrada cuesta 5€.
– Catar vinos locales en la Vinoteca Hauer: tan sólo unos 12.000 hectolitros de jugo de la vid son producidos cada año por los viticultores de la zona. Los vinos de Baden se caracterizan por un aroma afrutado y con cuerpo. La gama se extiende desde vinos ligeros, que se deslizan delicada y palatalmente por la garganta, hasta variedades pesadas, que deleitan el paladar con la dulzura de la uva.
Dada la escasa cantidad de vino que se produce, es importantísimo que cuando visitéis la región, no dejéis de probar sus caldos. En los Heurigen – tabernas donde sólo sirven vino local, y con frecuencia producidos allí mismo- podréis encontrarlos.
En el centro de Baden se encuentra la Hauer Vinotheque en un edificio histórico precioso, donde venden sólo vinos locales y hacen catas, y sí, todo lo que veis en la foto es lo que yo degusté.
– Iglesia de St. Stephan Stadtpfarrkirche: la apariencia actual de la iglesia se remonta al año 1827. Pero los orígenes del edificio se remontan mucho más atrás en el pasado. Se cree que una iglesia fue construida aquí alrededor del 1200. El desarrollo arquitectónico de la iglesia se ha extendido a lo largo de diferentes épocas. La característica cúpula barroca en forma de cebolla fue construida en 1697 después de las guerras turcas.
Dentro de la iglesia de San Esteban hay algunas obras de arte notables: especialmente digno de mención es el órgano de la iglesia de 1744, en el que el Wolfgang Amadeus Mozart ya tocó durante algunas misas. Allí podemos ver una reproducción de una de sus partituras.
– Casino: el edificio del Grand Casino Baden es uno de los casinos más bellos de Europa. El elaborado diseño interior por sí solo justifica una visita. La zona clásica de juegos de mesa con las ruletas abre todos los días a partir de las 15:00 horas.
El origen del edificio del Casino se remonta a un hotel spa que fue inaugurado en el año 1886. La última renovación importante tuvo lugar en 2007. En el interior elegantemente diseñado, no solo puede probar suerte, sino también participar en uno de los numerosos eventos que se celebran en este lugar especial.
En su interior, además de todos los juegos clásicos, disponen de un centro de congresos y de un restaurante gourmet delicioso.
– Rollettmuseum Baden: un museo realmente curiosísimo que alberga muchos tipos de colecciones iniciadas por el médico y naturalista Anton Rollett (1778-1842) y el fundador de este museo. Es considerado el más antiguo de la Baja Austria. En un área de 350 m² pude experimentar los inicios de la pasión de Rollett por coleccionar en el siglo XIX, así como la agitada historia de Baden. El edificio también alberga el Archivo de la ciudad de Baden.
Las colecciones incluyen productos naturales, así como antigüedades, artesanías y productos tecnológicos de la época, reliquias de familia, souvenirs de viajes (incluyendo momias de Egipto), cráneos diversos, realmente muy ecléctico y curioso. Sólo por ver la mansión, vale la pena visitarlo.
La entrada cuesta 6€ y atención que abren sólo de 15 a 18 horas.
– Museo Emperador Francisco José: alejado del centro, a unos quince minutos en coche, esta preciosa mansión es la excusa perfecta para tomar algo en el bar y admirar las mejores vistas de la ciudad:
En cinco salas cuidadosamente diseñadas, partes de la valiosa colección histórica se presentan de una manera atractiva: el enfoque de la orientación del museo es la influencia de la familia de los Habsburgo sobre el desarrollo de la ciudad balneario en los últimos 100 años de la monarquía. Como residencia imperial de verano y lugar de vacaciones también para muchas archiduquesas y archiduques, Baden experimentó un enorme auge en la arquitectura y la vida social.
Destacan también la valiosa colección Sagrada, el llamado «Salón de Hierro», así como una colección completa de uniformes y armas. Las exposiciones son variadas y extensas así que podéis pasar un buen rato visitándolo.
– Stadttheater: Desde principios del siglo XVII la tradición teatral ha sido una parte importante de la escena cultural en Baden. Desde entonces, se han construido varios edificios teatrales en la Theaterplatz – Plaza del Teatro-. El edificio actual fue terminado en el año 1909.
Disponen de una agenda de conciertos que tienen lugar en el mismo teatro o en el Sommerarena que está en el Kurpark. En verano hay cine al aire libre.
Detalles y horarios de actuaciones aquí.
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