Es una de las mejores ciudades para visitar, sea en verano, sea en invierno, y sin duda, la tenéis que poner en vuestra lista de viajes pendientes.
Para ver mis fotos de San Petersburgo linkar aquí
En este link podéis leer mis sugerencias chic de la ciudad: galerías de arte, restaurantes y diseñadores locales.
Para leer qué visitar en San Petersburgo, recomiendo este completísimo artículo.
Este último viaje he vuelto a elegir para alojarme el maravilloso Belmond Grand Hotel Europe construído en 1824 y completamente restaurado entre 1989 y 1991, está localizado en pleno centro de San Petersburgo, en Nevsky Prospect y Mikhailovskaya Ulitsa. Ocupa toda una manzana. Hospedarse en él debería ser obligatorio para poder sentirse partícipe de la historia de la ciudad, ya que el hotel ha sido testigo de los acontecimientos más importantes y todas las figuras que han jugado un papel, sea en la literatura, sea en la política rusa, se han alojado en él. Y yo he tenido el privilegio de disfrutar de sus suites dos veces. Las suites históricas o las suites avant-garde son únicas y especiales, el mejor producto de Belmond.
Para ver mis fotos del Belmond Gran Hotel Europe linkar aquí
Para ver mi vídeo de mi Yacht Imperial Suite en Belmond Gran Hotel Europe linkar aquí
Para ver mi vídeo de la Malevich Suite Belmond Gran Hotel Europe linkar aquí
En 1908, su interior recibió un giro modernista por el arquitecto ruso Fyodor Lidval y, posteriormente, el arquitecto franco-ruso Leon Benois fue quien instaló las maravillosas vidrieras del edificio.
De hecho el hotel, que es monumento patrimonio presenta su estuco restaurado, balcones originales, esculturas y puertas principales combinan perfectamente con lujos modernos, como pasillos con suelo de mármol, óleos de artistas locales, elegantes boutiques y los mejores restaurantes para comer en la ciudad.
A mi llegada, me recibieron con una copa de champagne y en seguida me dirigí a mi suite. Esta vez dormí en la espectacular Malevich Suite: Kazimir Malevich (1879-1935) nació en Ucrania, de padres polacos y estudió en la escuela de Moscú de pintura, escultura y arquitectura. Fue un pionero del arte abstracto e inventó el suprematismo, un movimiento que se centró en las formas geométricas básicas y la supremacía del color en la pintura. La suite está inspirada en las formas dinámicas y brillantes, colores fuertes tal y como le entusiasmaban. Todo un homenaje al artista: la habitación de corte geométrico es maravillosa, enorme cama, múltiples almohodas, y una parte con sofás. Lo más divertido, es que el televisor sube y baja con un botón, tenemos la opción de esconderlo pues.
La sala de estar tiene varios cuadros de Malevich y es amplísima y de techos altísimos, combinando terciopelos con muebles más contemporáneos.
Y espectacular la puerta corredera que abre a la kitchenette representa otro cuadro de Malevich.
En Belmond Grand Hotel podemos ejercitar nuestro cuerpo, sea en el super bien equipado gimnasio,
sea en el enorme jacuzzi o en su sauna. Yo soy adicta a las saunas, y en hoteles, prácticamente a diario,
En mi primera noche elegí cenar en L’Europe, el emblemático restaurante donde además, hay música en vivo, y es el escenario perfecto para vivir la historia de lo que representa el hotel. Además de ser la joya del Art Nouveau, es el restaurante ruso que lleva más tiempo sirviendo comidas.
Y me decidí por degustar uno de los platos estrellas de L’Europe, y que ya había probado, los «egg in egg«, son tres cáscaras de huevo rellenas con huevo trufado y tres caviares diferentes. Realmente único.
En L’Europe también tiene lugar el desayuno, un desayuno buffet espectacular, con caviar, crêpes y Nutella incluídos
Uno de mis diseñadores de hoteles favorito es el japonés Superpotato, él es el artífice del espacio del nuevo restaurante Azia, con una oferta pan-asiática, donde podemos disfrutar de una propuesta con orígenes japoneses, vietnamitas, tailandeses etc. Mi perdición, pues soy una amante de la cocina asiática
Menú degustación, cócteles con infusiones de té, horno tandoor, woks, y una magnífica barra para degustar los platos especiados y con sabores que me trasladaron a Asia:
Y si lo que buscáis es tomar una copa con tranquilidad o un té de la tarde, el lugar perfecto en San Petersburgo es el Lobby Bar, es el espacio más contemporáneo del hotel, con taburetes y sillas de cuero rojo pulido y un bar de mármol de alabastro rematado con granito negro. Elegante, discreto y confortable.
Y para los golosos como yo, no podéis perderos el Mezzanine Café donde tendréis la sensación de estar en cualquier terraza de la Liguria, el atrio del hotel disfrazado de balcón al Mediterráneo y con una oferta de pasteles que os será muy difícil escoger; ¡yo opté por dos pasteles!