Llevaba muchos años sin visitar Berlín, demasiados. Tuve la oportunidad de ir por trabajo para visitar la feria ITB. Sólo tuve una mañana libre, y me apetecía visitar el Museo de la DDR. Si os han gustado las películas Good Bye, Lenin!, La Vida de los otros, o la serie Kleo, este museo os entusiasmará. Acoge una singular muestra sobre todos los detalles de la vida cotidiana durante los años que duró la República Democrática Alemana (1949-1990).
Bajo el lema “Historia para tocar” se muestran los hábitos de vida de una manera animada, interactiva, ideal para aprender un poco de historia reciente. No se critica ni se comenta, simplemente se muestra cómo era el día a día durante esos años. Realmente es muy recomendable.
Cómo llegar
Lo encontramos en la calle Karl-Liebknecht-Str. 1, en Berlín Mitte. Para acceder tenemos que bajar las escaleras del puente Liebknechtbrücke, justo enfrente de la Catedral de Berlín y al ladito del hotel Radisson Collection Berlin.
Para llegar en transporte público:
– S-Bahn: S3, S5, S7, S9 Hackescher Markt y Alexanderplatz
– Metro: U5 Museumsinsel, Rotes Rathaus, U8 Alexanderplatz
– Bus 100 y 200: parada Spandauer Straße
– Bus 300: parada Lustgarten
– Tranvía: M4, M5, M6: parada Spandauer Straße
– Barco: bajad en la zona DomAquarée
O simplemente poned la ubicación en google maps y llegaréis sin complicaciones.
Precio
La entrada de adultos cuesta 13,50€ y 8€ para los que tienen algún tipo de descuento.
Grupos y escuelas de más de 10 personas cuesta 5€
Se recomienda comprar con antelación en este link.
Controlar siempre la actualización del precio online.
Abierto todos los días, lunes incluidos.
Distribución
El museo ocupa una sola planta, es grande y extremadamente entretenido, me encantó.
Calculad unas dos horas, y os recomiendo que vayáis a primera hora de la mañana para evitar aglomeraciones de visitantes (y de paso haceros fotos tranquilamente).
Está dividido en 27 áreas temáticas, entre otras:
– Medios de comunicación por ejemplo donde vemos diferentes periódicos del país y los mismos titulares:
– Apartamento prefabricado con los muebles típicos que se encontraban en las viviendas como la cocina
y los enseres de la época que prácticamente todas las familias tenían por igual:
También los dormitorios tal y como eran:
– Reproducción de lo que era una guardería típica:
Y muchas partes interactivas con explicaciones:
Hay muchas zonas para entreteneros, leer, y aprender.
Lo mejor
Subirse a un Trabi (oficialmente Trabant): se consideró el “coche del pueblo” en la República Democrática Alemana, del mismo modo que lo fue el Seat 600 en España. Treinta años después de que se dejara de comercializar todavía siguen registradas al menos 40.000 unidades en Alemania, donde incluso existe un Club Trabant.
Subid al Trabi, girad la llave de contacto, oid el traqueteo del motor y el chirrido de los pedales y acelerad: la simulación 3D en el parabrisas da la sensación de conducir realmente entre los grandes almacenes y los edificios prefabricados de Berlín Oriental.
En Berlín también podéis visitar el Museo del Trabi.
A mí me encantó la recreación de la sala que utilizaba el servicio secreto de seguridad del estado (MfS) para espiar a la población. Me recordó el cuartucho -los que habréis visto la película La Vida de los otros, lo reconoceréis- donde vemos las técnicas operativas de espionaje.
En Berlín podéis visitar también el Museo de la Stasi.
– Uno de los puntos culminantes es un modelo del Palacio de la República, construido con todo detalle a escala 1:125 (200 cm x 130 cm). Fue la sede de la Cámara del Pueblo y lugar de representación de los actos del Estado. Al mismo tiempo, ofrecía a la población eventos culturales, cafés y restaurantes.
La base de la maqueta está hecha con materiales originales y las vitrinas muestran una variedad de objetos que narran la historia del lugar. Sobre las cabezas de los visitantes flota una imponente estructura de lámparas, también originales del palacio, que irónicamente pasó a la historia como «La tienda de lámparas de Erich».
La señalización también es la original, lo que refuerza la autenticidad de la recreación.
Fue un auténtico placer poder vivir la recreación de aquella época en un museo y aprender. De hecho, a mi algunos recuerdos me resultan familiares pues llegué a Alemania para estudiar el 30 Septiembre de 1991, y antes, en Agosto de 1989 había visitado Berlín por primera vez y crucé al otro lado, a la República Democrática Alemana.
¡Muy interesante!.
En este link conoceréis mis restaurantes preferidos en Berlín
Mis sugerencias de hoteles en Berlín las encontráis en este link
Aquí podéis leer mi guía de Berlín
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