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Este artículo está basado en una visita ultrarrápida de 10 horas a la ciudad de Tartu. Aproveché un viaje de 4 noches en Tallinn para acercarme a Tartu que está a 2 horas en autobús y que ha sido durante todo este año 2024 capital de la cultura en Europa.
Llegué a Tartu en el autobús de LUXexpress, una opción muy conveniente: la estación está a 15 minutos del centro de Tallinn, el billete se compra online, hay wifi y el asiento es muy cómodo.

Tartu, enclavada en el corazón de Estonia, ofrece una rica variedad de propuestas culturales. Con sus calles empedradas, sus edificios históricos y un ambiente bohemio, esta ciudad universitaria fusiona la energía juvenil y la innovación con la esencia atemporal de su legado histórico. La Universidad de Tartu, la más antigua de Estonia, fue fundada en el siglo XVII por el rey Gustavo Adolfo de Suecia. Además, Tartu es conocida por ser la cuna del teatro estonio y el lugar donde se celebró el primer Festival de la Canción en 1869.
Os propongo una serie de visitas en Tartu, las hice todas a pie y en un día. Tengo que reconocer que visitar la ciudad en un solo día es una locura, pero era lo único que me permitía mi calendario.
El autobús de LUXexpress me dejó en pleno centro y desde allí caminé hacia todos los lugares de interés:
Casco Antiguo: el centro histórico de Tartu y plaza del Ayuntamiento fue mi primera visita, también aproveché para pasear por todas las calles empedradas de los alrededores.
Admiré la icónica fuente situada en frente del Ayuntamiento de Tartu, conocida como la Fuente de los Estudiantes Besos o Suudlevate Tudengite Skulptuur en estonio. Esta fuente es famosa no sólo por su aspecto romántico, sino también por ser un símbolo de la vida estudiantil en la ciudad. La escultura fue creada por Mati Karmin y se completó en 1998.​ Desde allí recorrí todo el centro:
– Estatuas repartidas por toda la ciudad, cada una con su propia historia, muy curioso:
Museo Nacional de Estonia: es el museo más grande del país, con casi 6.000 m² de exposición. Invita a descubrir la vida cotidiana de los estonios a lo largo de la historia en la exposición permanente «Encuentros» y a conocer la vida de los pueblos ugrofineses en la exposición permanente «Eco de los Urales». La experiencia se complementa con exposiciones temporales.
Su impresionante arquitectura es obra de Dorell Ghotmeh Tane.
Además del restaurante y la tienda, el museo tiene también una romántica rotonda y una destilería con techo de cristal a orillas del lago Raadi.
El Museo Nacional de Estonia ofrece talleres, programas educativos y visitas guiadas en 11 idiomas. Cuenta con un moderno centro de conferencias y es también sede de diversos eventos internacionales.
Casa Invertida: esta divertida casa está enfrente del Museo Nacional de Estonia por lo que podéis hacer ambas visitas la misma mañana.
Es una experiencia única y emocionante y os proporcionará fantásticas fotos para Instagram.
Todos los muebles, la nevera y todo lo demás, normalmente en el suelo, está en el techo. En realidad, están en el suelo, pero ¿es el techo el suelo o estás al revés? La casa también está ligeramente inclinada, lo que desafía el sentido del equilibrio. Y cuidado si sois propensos a marearos.
La entrada cuesta 8,50€, informaos de los diferentes descuentos.
Museo de la Ciudad: otro interesantísimo museo que invita a descubrir la historia y la cultura de la ciudad de Tartu. La exposición permanente, «Nuestro Tartu», lleva a los visitantes a un interesante recorrido por diferentes épocas y partes de la ciudad.
El museo también cuenta con salas para exposiciones temporales, que cambian varias veces al año y ofrecen experiencias para visitantes de todas las edades.
A mí me encantó.
La entrada cuesta 13€.

Iglesia de San Juan: construida en el siglo XIV en estilo gótico, es una de las más antiguas de Estonia; además, es única en Europa debido a sus numerosas esculturas originales de terracota. Hoy en día, sobreviven casi 1.000 esculturas, cuya antigüedad alcanza los casi 700 años.
Pagué 3€ por subir a la torre y así ver Tartu desde lo alto. 
Museo del Juguete: situado en el casco antiguo de Tartu, transporta a los adultos a los días más brillantes de su infancia y ofrece a los niños muchas cosas interesantes para ver y hacer.
La exposición permanente muestra juguetes con los que los niños estonios han jugado a lo largo de los años. 
También se exhiben muñecas hechas por artistas, muñecas de recuerdo de diferentes naciones y juguetes tradicionales ugrofineses. También están abiertas ludotecas y talleres. En el edificio anexo se pueden ver títeres de películas de marionetas estonias y exposiciones temporales.
El museo también cuenta con un edificio teatral llamado Teatri kodu (La Casa del Teatro) con una sala de teatro, un museo de títeres y un estudio creativo para niños.
La entrada cuesta 9€.

Pasear «más allá» y admirar las históricas y coloridas casas de madera:
Estas y otras similares, las encontré en el camino de regreso, mientras volvía a pie del Museo Nacional de Estonia hasta el centro.
Torre del Caracol: el tigutorn es un edificio único que se ha convertido en un icono de la ciudad. El edificio de 23 pisos finalizado en 2008, se encuentra en la orilla derecha del río Emajõgi. Se trata de un edificio de apartamentos único en el centro de la ciudad, diseñado por los arquitectos Vilen Künnapu y Ain Padrik.
Oficialmente no es visitable.

Para comer algo tradicional o algo dulce, os recomiendo el Werner Café enfrente de la Universidad.
En este link podéis ver todas mis fotos de Tartu
Podéis seguir #GraupixTartu en todas mis redes sociales para ver más fotos y comentarios sobre la ciudad.