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Dormir en la misma cama que lo hicieron los Duques de Windsor es una de mis experiencias de hotel más impactantes que he vivido. Y sólo es posible en un hotel histórico por donde han circulado personajes importantes de la historia de Italia el Grand Hotel et de Milan. Setenta y dos habitaciones, veintitrés suites, dos restaurantes, un bar de cócteles y más de 160 años en pie. Las palabras no son suficientes para describir su atmósfera, mezcla de historia y encanto atemporal.

Ubicación

Ubicado en Via Manzoni 29, una de las calles más emblemáticas de la ciudad y literalmente a pocos pasos de la Galleria Vittorio Emanuele, La Scala y el exclusivo distrito comercial de Milán. Cuenta con el extra de la elegancia inconfundible y la posición estratégica.

Historia

Sin duda el hotel es parte de la historia de Milán. Abierto en Mayo de 1863, el palacio diseñado por el arquitecto Andrea Pizzala era algo más pequeño que el actual. Hacia finales del s. XIX, fue el único en la ciudad amueblado y con servicios postales y telegráficos, razón por la que, recibía constantemente visitas de diplomáticos y hombres de negocios. El hotel contaba además con un ascensor con el sistema hidráulico «Stigler», recuperado durante los recientes trabajos de renovación y aún en uso:
Como os comentaba al principio, muchísimos personajes históricos, de gran relevancia mundial durmieron en este hotel. Quiero destacar que Giuseppe Verdi vivió en el hotel de 1872 hasta su muerte en 1901. Aquí il Maestro compuso Falstaff y Otelo. La Suite Verdi es la más importante del hotel y a día de hoy es protagonista de rodajes. Si queréis, también podéis dormir en ella:

Distribución

Las flores frescas están en el centro de la histórica recepción, decorada con maderas oscuras y estatuas neoclásicas:

Desde allá se accede al precioso salón del palacio, lleno de sofás que invitan a los visitantes a conversar, cortinas palaciegas y un techo altísimo con un tragaluz modernista. Estatuas románticas y muebles históricos decoran toda la estancia:

En la segunda planta se encuentra un gimnasio muy bien equipado:

Mi habitación

Durante mi estancia disfruté de la suite 205, una de las doce suites dedicadas a personajes históricos que han pasado por el hotel: la utilizada por los Duques de Windsor, que elegían Grand Hotel et de Milan en sus visitas a la ciudad.
Una cápsula del tiempo totalmente actualizada: un salón elegantísimo con varios sofás, techos altísimos y situada en la esquina del edificio.

El extraordinario dormitorio con toques principescos y con el azul como protagonista, es comodísimo. El televisor de última generación está enfrente. Algunos muebles son de origen y bien conservados para dar ese toque de historia tan importante en este hotel.
El baño es algo más pequeño en comparación con el resto de la estancia. Consta de una bañera con ducha, todo de mármol y estupendas amenidades de Etro.

Las paredes están decoradas con cuadros que reflejan la vida de los Duques de Windsor:

Las habitaciones standard también son amplias y con el toque histórico característico del hotel.

Gastronomía

Se divide en tres zonas, todas ellas muy elegantes y con propuestas culinarias deliciosas:
Don Carlos el restaurante gastronómico del hotel que tiene entrada propia. El espacio es acogedor, cálido y la ópera ameniza la velada. Pinturas de escenas del museo del Teatro Alla Scala decoran toda la estancia.
En la parte inferior está la bodega en la que nos encontramos con una pequeña parte de lo que fue la muralla de Milán:

El chef Davide Grilli propone cocina tradicional italiana, revisada, con ingredientes de proximidad y recetas locales. Mi plato favorito fue el flan de broccoli con cama de patatas, simple y delicioso:
Restaurant Caruso: ofrece una cocina que reinterpreta los platos tradicionales milaneses en clave contemporánea. Ofrece una cocina que reinterpreta los platos tradicionales milaneses en clave contemporánea.
Aunque no comí allí, disfruté de mi comida favorita: el desayuno, una parte buffet y otra à la carte:
La parte exterior es el mejor escaparate para ver pasar a quien se dirige al Quadrilatero della Moda. Recuerda a un bistrot parisino:

Gerry’s Bar: elegante y discreto, es el lugar perfecto para una taza de té, un aperitivo o snacks durante todo el día. Se convierte, junto con su bar americano, en un lugar de teatro abierto hasta altas horas de la noche. Recientemente reformado, mantiene su decoración chic:
Aquí podéis ver todas mis fotos de Grand Hotel et de Milan
En este link podéis ver mi vídeo de mi Suite Windsor
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