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En Mataró no encontraremos hordas de turistas, porque oficialmente no es de las ciudades más atractivas de Cataluña, pero sin duda que tiene muchísimo a ofrecer y es una gran desconocida. Mataró es mi ciudad, donde he nacido, crecido y donde vivo. Y no es por que sea “mía” pero yo le veo muchas cualidades: es una ciudad de tamaño mediano, unos 128 mil habitantes, cerca de una gran metrópolis, tan sólo a 35 kms de Barcelona y con muchísimas conexiones en tren o bus, estamos en la playa, una magnífica playa, y tenemos unas montañitas cerca por si tenemos aspiraciones de respirar aire puro, caminatas etc. y una buena oferta cultural.
En este link podéis leer mis sugerencias para foodies en Mataró
En este link encontráis más establecimientos emblemáticos en MataróComo orgullosísima mataronense, quiero proponeros un recorrido por tiendas, bares y farmacias históricos y emblemáticos, donde varias generaciones han plasmado su pasión por el comercio local y vivencias únicas. Todas en un cuadrante de cinco minutos caminando y según mi criterio.
Tiendas:
Casa Graupera: en el corazón del centro histórico de la ciudad, fue abierta en 1895. Dentro encontramos antiguos muebles y utensilios utilizados en la época para elaborar sus populares neules y otros dulces deliciosos.Y a pesar de llevar el mismo apellido, no somos família (los que llevamos ese apellido, procedemos del mismo tronco, eso sí). En este link podéis leer su historia. Son muy conocidos por sus neules -barquillos- artesanas únicas, no sólo las clásicas, sino que también innovan con propuestas saladas y gustos diferentes.La Confianza: para mi, es una de las atracciones más importantes de Mataró. Es una tienda modernista, que sólo poder visitarla, ya merece la pena venir a mi ciudad.
En 1893 Francesc Palomer quiso comercializar pastas de sopa en Mataró y para ello encargó al joven arquitecto modernista de Mataró Josep Puig i Cadafalch un proyecto de tienda. La tienda bautizada con el nombre La Confianza fue inaugurada en 1896 y fue regentada por el sobrino de Francesc Palomer, Antoni Pinós que era también el arrendatario de todo el edificio. Su objetivo era posicionarla para una clientela de cierto posicionamiento social, de ahí que en su construcción se observaran detalles en la ebanistería, en el hierro forjado, la cerámica, el mármol, etc.Más tarde, en 1918, Antoni Pinós compró el negocio a su tío, y desde ese momento, la tienda empieza a ser conocida como Can Pinós. En el exterior de la tienda destaca la ornamentación a base de cerámica vidriada y su rótulo forjado de latón. La tienda fue restaurada completamente en 2002. Venden productos de proximidad y a granel, y también artesanía relacionada con el Modernismo.Queviures Can Bosch: en el mismo lugar existía en 1840 una tienda que se accedía por la plaza Gran, en su puerta dovelada todavía encontramos el nombre “La flor de Mayo”, el nombre que tuvo esta primera tienda.Fue en 1916 que Joan Bosch Pujadas fundó la tienda que ha sobrevivido hasta nuestros días, prácticamente como estaba, es decir, cuando entramos, es como trasladarnos a principios del siglo XX: encontramos un mostrador larguísimo de esa época, las básculas, carteles publicitarios, botas de vinos… Fue en 1954 cuando se amplió la tienda por la parte posterior y conectó con su antigua entrada. Cafès Manigua: curiosa y coqueta tienda que aglutina una cerería con tienda de cafés, tés, chocolates y afines.
Fue en 1871, Francesc Ricart se instaló en Mataró – el negocio estaba en manos de la misma família desde 1786 en Barcelona- y creó una fábrica de cera con tienda, la Cerería Ricart. Unos años más tarde, en 1915, Elvira Ricart abrió en el local vecino una tienda de cafés, azúcar y cacao, Cafès Manigua. En 1920 Elvira encargó al pintor J. Jutglar que pintase los plafones con elementos decorativos que todavía podemos ver en la tienda.En 1966 Josep Masjuan i Ricart unificó la venta de café (y etc) con la cera en el mismo local, y quitó la decoración modernista -craso error-. Desde 2002 Enric Riera Masjuan, es el continuador del negocio familiar y llevó a cabo la última reforma del establecimiento. En el nuevo local destaca la puerta vidriada de la entrada, así como dos rosetones de madera recuperados de la antigua tienda modernista de los inicios, (los rótulos de hierro forjado se añadieron en la reforma de 2002). También veréis un antiguo mostrador de madera y una colección de molinillos de café, así como la maquinaria para tostar los granos del café de manera tradicional.– Celler Castellví: Fundado en 1889 por los hermanos Càndid y Josep Duran (procedentes de Sant Andreu de la Barca), empezó como Celler Can Durán y se dedicaban a vender vino a granel y a elaborar vinagre que enviaban a Galicia para envasar conservas. A mediados del siglo pasado se reforma y se amplia la superficie de venta, y al fondo del local se ubica la llamada sagristía, donde se guardan los mejores vinos (lugar perfecto para tomar algo discretamente). Este nombre se debe a que la barandilla procede del coro de las Benitas del convento sito en la plaza dels Bous. En la sacristía es donde se celebraban eventos y catas de vinos.El 1947, el dibujante Manuel Cuyás, nieto del fundador, decoró la pared lateral con pinturas humorísticas alegóricas del mundo del vino. La família Castellví compró el Celler en 1967, primero como arrendataria y desde 1986 como propietaria. Han ampliado la tienda, y además disponen de un patio ideal para tomar algo y donde con frecuencia se organizan conciertos y eventos. Os encantará por estar rodeados de botas de vino, y porque además encontraréis todo tipo de cervezas.Bares/cafés:
Granja Caralt: el lugar donde siempre quedo para tomar algo. Los lunes de mi infancia son croquetas y chocolate caliente. Abierta el 16 de Junio de 1932, como granja con productos lácticos y derivados.
Nati, quien entró como aprendiza con 11 añitos, se la quedó en el 86. Todos los productos son elaborados por Nati & company, con cariño y todo más que delicioso, desde sus helados, a sus cocas, a sus croquetas inolvidables. Forma parte de nuestra historia.Bar Europa: sin duda mi lugar preferido en Mataró para disfrutar entre amigos de una buena comida tradicional y tapear. En el año 1924 se instaló en esta dirección una bodega. Fue en 1957 cuando Juan Antonio Fernández (conocido como Antonio del Canaletes) empezó el negocio como Bar Europa. Su hijo Eduard Jané tomó el relevo y adaptó el bar a las necesidades del mercado.Una enorme barra central presiden el local con dos partes muy marcadas. No os perdáis las fotos que decoran las paredes. Una estética de los años 50 y una agradable familiaridad, a parte de una gastronomía tradicional excelente, es lo que encontraréis en el Bar Europa.– Bar Casal Aliança: ubicada en el edificio conocido desde el siglo XVII como Casa Sanromà, fue en 1915 cuando la Societat Recreativa Iris alquiló el Barón de Esponellà la casa solariega para instalar el orígen de lo que fue el Casal Aliança. En el espacio del antiguo jardín se construyó un teatro y fue centro de eventos en Mataró a partir de los años 20 (del siglo pasado).
Posteriormente en el año 1947, l’Aliança Mataronina, creada en 1909, fundó su sección cultural y compró el local a la antigua Societat Recreativa Iris. El edificio llamado Casal Mutualista, popularmente conocido como “el Casal” y su teatro “Sala Casal”.En 1975 se rehabilitaron la sala de actos y la cafetería. El proyecto de los arquitectos Miquel Brullet y de Josep Maria Puig fue premio Puig i Cadafalch de restauración en 1986.
Es lugar de reunión de mataronenses, especialmente muy lleno, días de partidos o eventos en la televisión.Farmacias:
Antiga Farmacia Spà: su historia se remonta a 1635 cuando el apotecario Pere Portell se estableció allí, más tarde en 1701 cuando empezó la dinastía farmacéutica de los Spa que regentan desde entonces la farmacia. En 1947 Ramon Spà Tuñí encargó al arquitecto Antoni de Moragas la remodelación de su fachada, donde se crearon dos grandes ventanales y en la parte superior dos grandes esmerilados negros y dorados sobre mármol anunciando los tratamientos que identifican la farmacia. En 1990 la fachada fue rehabilitada, y en su interior todavía se conserva parte del mobiliario original, el mostrador y una importante colección de botellas e instrumentos de la antigua farmacia.– Farmacia la Creu Blanca: sus orígenes se remontan a la antigua farmacia de los apotecarios Camín, en la calle Pujol esquina con Santa María. En los años 20, la farmacéutica María Pagès i Bonacasa, adquirió la farmacia Camín. Fue en 1954 cuando su hija Teresa Coll i Pagès, también farmacéutica, inauguró el nuevo establecimiento situado en el emplazamiento actual. El edificio obra del arquitecto mataronés Miquel Brullet, es de estilo neoclásico ecléctico con un marcado carácter monumentalista. Tiene dos ambientes muy marcados.En su fachada, sobre las dos puertas de acceso se sitúan unas letras doradas que identifican el establecimiento. En el interior, elegante y solemne, también destacan los cristales bisellados y serigrafiados.– Farmacia J. Plana Borrás:  fue en 1925, cuando Lluís Matas Guyte abrió una oficina de farmacia que se conocerá como «Can Matas». Posteriormente, el negocio fue cedido a nombre de La Farmacia Arenas, hasta que en 1948 fue adquirido por el Dr. Manuel Plana Bransuela.En 1952 llevó a cabo renovaciones interiores, colocó nuevos gabinetes y mostradores, aprovechando muebles antiguos o de segunda mano, y en 1960 renovó la fachada. En 1990 el traslado se formalizó a nombre de Juliana Plana Borràs, que sigue la tradición familiar. Un par de años más tarde hay una nueva renovación, tanto dentro como fuera.
Desde hace más de 70 años, la farmacia está regentada por la misma família.
Dentro encontramos muebles y utensilios antiguos, y a modo de museo se puede visitar con petición previa.