A Sevilla se tiene que ir con hambre y con ganas de comerse la ciudad y sus propuestas gastronómicas. Se dice de Sevilla que es la capital mundial de las tapas, yo no sé si lo es, lo que sí que es, es que hay miles de restaurantes y bares con llamativas sugerencias y la elección es difícil. Para sacar el entramado entre tanta oferta, hablé con Shawn Hennessey a quien seguía por instagram como @sevillatapas quien lleva en Sevilla desde el año 1993, y se conoce todo-todito. Gracias a su conocimiento y a su inspiración me marqué una ruta para poder encontrar los bares de tapas más tradicionales y además de algunas tiendas pensadas para disfrutones.
En Sevilla siempre sirven la comida con picos, una tentación irresistible que acompaña muy bien los platillos.
Entre los bares más clásicos, tradicionales y que me encantaron, os propongo:
– Restaurante Donald: con la mejor ensaladilla y choclos de Sevilla.
– Casa Moreno: establecida en 1948 como tienda de ultramarinos, si damos un par de pasos más hacia el interior, encontramos una larga barra metálica donde sirven algunos montaditos. Latas de conserva, legumbres, embutidos y botellas de champagne son la decoración del abarrotado local. Y en la pared enfrente de la barra, en el interior, encontramos una pared entera decorada con post its con frases hechas, refranes, chistes o similares. Muy curioso.
Sólo primeras marcas, altísima calidad y simpatía a raudales, es lo que definen Casa Moreno.– Casa Morales: sin duda mi favorito en Sevilla. Fundada en 1850 rezuma historia por todas partes, autenticidad. Sus enormes tinajas de unos 3500 litros son la muestra que antaño fue una bodega donde se servían vinos de Valdepeñas. Nutre su oferta culinaria con chacinas, salazones o quesos. Y, por descontado, con guisos caseros, todo cocinado con amor por Reyes, la propietaria. Encontramos el menú escrito con tiza en las tinajas.En Casa Morales tenemos que probar sus albóndigas de pollo, sus chicharrones o sus pringás.– Bodeguita Romero: desde 1939 sirviendo algunas de las mejores tapas de Sevilla. A partir de la 1 se llena siempre, id con paciencia.De obligada consumación: las papas aliñás, la pringá (no la pedí porque no es santo de mi devoción), la sardina ahumada en cama de allioli, los espinacas con garbanzos, y el bacalao en todas sus formas. Todo top. Un clásico de las tapas de Sevilla.– Casa Román: en el barrio de Santa Cruz, una gran terraza y un generoso interior y os gustará mucho. Abrió sus puertas en 1868 y desde 1934 propiamente como Casa Román como tienda de ultramarinos y comestibles. En la trastienda, a modo de taberna, se degustaba vino de la tierra y chacinas ibéricas. En los años 70, se convirtió en mesón, como hasta ahora, y con el jamón como gran especialidad. No dejéis de probar la santísima trinidad del cerdo (vale, a mi no me gusta, pero es lo que tenéis que probar si os gusta): carrillada, presa plancha y solomillo al whisky.– Bar las Teresas: otro histórico de Sevilla, desde 1870. Situado en el barrio de Santa Cruz, es uno de las visitas obligadas de la ciudad. Terracita pequeña, barra (en tiempos sin covid, tendréis dificultades para entrar) y mesas altas. Su selección de tapas abarca gran parte de la gastronomía andaluza: desde aliños, pescados fritos, guisos y salazones, etc…Me dicen que su morrillo de atún es excelente.Especialidades que yo probé: los boquerones en vinagre son puro amor y el guiso de espinacas con garbanzos.
Por cierto, el bar de enfrente, justo cruzando la callejuela también es de ellos (y si tenéis que ir al baño, utilizad el de enfrente, es mejor)– El Rinconcillo: pueden presumir de ser el bar más antiguo de Sevilla, desde 1670. Su interior rezuma historia en cada uno de sus rincones, y en tiempos de covid estaba vacío. Sólo servían en la terraza.Como plato típico que tenéis que probar son sus famosos espinacas con garbanzos que tengo que admitir que son bastante buenos. Disponen de una extensa carta.Entre los bares más modernos y con un giro innovador a sus propuestas quiero destacar:
– La Casa del Tigre: Abrió sus puertas el 28 Noviembre del 2019, y debe su curioso nombre a que en esa casa había vivido el director del zoo de Jerez, y tenía como mascota un tigre que asomaba por el balcón.
Los cuatro socios que se han lanzado a la aventura, son jóvenes y con el atrevimiento y la experiencia suficiente como para ofrecer una cocina tradicional y honesta con matices contemporáneos.La carta cuenta sólo con 14 platos. Sólo, pero como ellos mismos dicen, van a lo seguro con cada plato. Cada plato es perfección. Algunos en tapa, otros en plato. Yo probé las magníficas bravas (hechas al horno con un toque de frito, salsa de tomate con un guiño picante y allioli con lima. También la tortilla abierta, cocida por debajo y con gambas de cristal por encima. Delicioso. Todo regado por un vermut sevillano de Yo soy tu padre.– La Azotea: es un bar y un restaurante, uno enfrente del otro. De decoración moderna y agradable, fueron abiertos en el año 2009. Ya se han convertido en uno de los clásicos de la ciudad.Son de obligada consumición sus famosos saquitos brick con queso, puerros y langostinos, la merluza de pincho rebozada en tortilla de camarones con mayonesa de piparra o el taco crujiente de atún rojo picante con guacamole (yo no lo pedí). Servicio impecable.– Paradas 7: es un pequeño lugar donde desayunar, brunchear o merendar. Pequeño, ideal para hípsters y con una cocina sana, agradable, desenfadada y perfecta para instagram.Allí probé una cerveza artesanal de café y chocolata deliciosa: Desiderata.
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