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Si os gusta el pescado y sólo conocéis lo que compráis en la pescadería y poco más, os propongo una actividad fuera de lo normal, divertida, enriquecedora y educadora: Turismo Marinero Costa del Sol. De hecho, el turismo marinero se presenta como una fuente alternativa de rentabilidad económica y como un instrumento de puesta en valor de los numerosos recursos de las comunidades pesqueras, mediante el reempleo del bagaje, tradiciones y conocimientos de los pescadores. Tiene como base la interacción del viajero con la población vinculada a los distintos subsectores del mar, participando en sus actividades diarias y disfrutando del entorno en el que ésta se mueve, ideal para urbanitas como yo que no lo hemos hecho jamás y que lo considero un exotismo tal cual suena, algo que se sale de lo normal y de lo que sería mi agenda.
Shonia y su marido Pedro, fundaron Turismo Marinero Costa del Sol porque vieron el potencial de enseñar la riqueza y el patrimonio que tiene el sector pesquero, las tradiciones.
Podéis mirar la etiqueta #GraupixCostaDelSolMalaga en mis redes sociales para más detalles e inspiración.

La curiosa historia de Palú Helder, un ingeniero agrónomo holandés que tenía como objetivo alimentar a la mayor cantidad de personas lo más eficientemente posible. Se trasladaron a vivir a Estepona a finales de los noventa y se informó sobre el agua del mar de la zona, que resulta que contiene mucha cantidad de fitoplancton, indispensable para la acuicultura y especialmente para la zamburiña de especie autóctona. Empezó de forma experimental una piscifactoría de zamburiñas. Se montaron las estructuras y ha inventado literalmente todo lo que utiliza para su día a día.
Mi mañana empezó con una visita guiada al puerto pesquero, donde conocí al proyecto de Palú, quien me explicó su inversión de los últimos veinte años: un criadero de ostras y de zamburiñas en la Costa del Sol. Las crían en forma de saco.

Las zamburiñas y las ostras se limpian para poder ser entregadas a los restaurantes de la zona


Es un trabajo en equipo:

Más tarde desde el puerto de Estepona, zarpó el barco de Shonia y de Pedro. Es un barco mediano, cómodo, con posibilidades de sentarse tanto en la proa como en la popa del barco. Zona interior y por si acaso, reparten pastillas para prevenir el mareo si es necesario.

Navegamos y salimos de Estepona. Mar abierto, sin prisas, y disfrutando del paisaje. Muchísimos delfines jugaron con el barco. Un sinfín!

Se navega con tranquilidad por el mar con vistas de la Costa del Sol y el Estrecho de Gibraltar, y nos enseñaron cómo faenan los barcos de pesca.
Lo más curioso fue observar como «planeaban» los peces voladores, un pez que en verano nada por la zona y que se pesca de una manera muy artesanal, con la red voladera, es parecida red trasmallo pero es alta, queda como una «cortina» y se intenta cortar el paso migratorio, algunos se enmallan y otros pasan por encima o por el lado.

Su forma de torpedo aerodinámico les permite alcanzar bajo el agua la velocidad suficiente para emerger a la superficie y sus grandes aletas pectorales en forma de alas les transportan por el aire. Se cree que los peces voladores han evolucionado hasta adquirir esta notable capacidad de planear para poder escapar de sus depredadores, que son muchos.

Realmente el pez volador tiene una forma muy curiosa:

Y ya vivida la aventura lo mejor viene después con la degustación de varios pescados a bordo, del mar al plato: la felicidad de los pequeños placeres.

Y todo esto a partir de 35€, mas información de precios y diferentes tipos de excursiones en la web de Turismo Marinero.