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Es bien sabido que en las Islas Canarias se come espectacularmente, y Fuerteventura comparte el uso de gran cantidad de pescados y productos y preparados de la tierra como las papas arrugadas con mojo o el puchero canario. Como isla, los pescados son protagonistas de muchos platos, y son preparados de muchas maneras siendo típicos los pejines, jareas, cherne o el sancocho deliciosos, y generalmente servidos con productos típicos como el mojo, papa, batata y gofio -al gofio volveremos más adelante-.
Puerto del Rosario, capital de la isla, se llamó hasta 1950 Puerto Cabras, pues este animal es protagonista en la isla, y también en su gastronomía.
Y en este link podéis leer los protocolos de prevención anti Covid19 que se han aplicado en todos los sectores turísticos en las Islas Canarias, para que podáis viajar tranquilos. La clave son tres conceptos: adaptarse a la nueva normalidad, respetar las normas y resignarse. Así podremos seguir viajando. * Este artículo es de Julio 2020.

También podemos quedarnos en algún hotel o resort y contratar excursiones desde allá con LCT Europe que ofrece un servicio premium a precios contenidos. Otra opción es contactar con la  APIT, Asociación Profesional de Informadores Turísticos – Guías Oficiales de la Comunidad Autónoma de Canarias a este email fuerteguias@hotmail.com
Os voy a compartir los lugares donde disfruté en mi reciente viaje a Fuerteventura, cuatro días llenos de descubrimientos, diversión, y como no, buena gastronomía:
Museo Las Salinas del Carmen: visitando las salinas, entenderemos el proceso de producción de la deliciosa sal marina majorera -majorera significa de Fuerteventura-: el viento empuja las olas contra las rocas y saltan por encima del muero hecho de piedra por el ser humano, y lo que salta encima del muro es la espuma de las olas, por ello se llama «sal de espuma».
Esta peculiaridad produce sal de altísima calidad y rica en oligoelementos. Aprovechad para comprar sal en su tienda. También encontraréis un restaurante con vistas espectaculares y una carta con propuestas locales.
La entrada cuesta 11,50€.

El agua se conduce por una acequia hasta los cocederos, tan sólo que hay un caño en el transcurso de la acequia para expulsar el exceso del agua. Es el hombre el que abre o cierre compuerta para que entre o no el agua a los cocederos. El proceso es totalmente natural, tan solo la fuerza del mar y el viento sirve para poder llevar el agua a los cocederos y tajos de las salinas. El agua pasa por un canal hasta llegar a tres depósitos o cocederos, calentándose por la acción del sol. Cuando alcanza la temperatura adecuada, se canaliza hacia los tajos. Es ahí cuando, al evaporarse, se extrae manualmente la sal del fondo y se deja escurrir en el borde de los tajos. La sal limpia y seca se guarda en el almacén donde es empaquetada.

En el museo una animación que sumerge al visitante en la historia de las salinas: este viaje al pasado ofrece una experiencia interactiva gracias al uso de manipulativos y nuevas tecnologías que combina con la atmósfera de principios del siglo pasado.

Finca Verde Aurora: esta preciosa finca en las manos de la misma família en tercera generación, consta de 18 hectáreas, de las cuales 4,5 están dedicadas al cultivo del olivo, media hectárea -con unas cinco mil plantas- al aloe vera, y el resto a una gran variedad de verduras y plantas.
También disponen de unas casas rurales que podéis alquilar preciosas, más información en este link.
Para visitar la finca, tenéis que reservar con antelación. Una actividad que no hice, pero os aseguro que haré en mi próxima visita es la observación de estrellas, la Starlight Experience.

La finca es espectacular y vale la pena pararnos para poder conocer el funcionamiento de la finca Verdeaurora Bio Farm haciendo un recorrido por todas nuestras instalaciones y cultivos ecológicos.

Os recomiendo comprar productos de aloe vera o algunos de sus aceites de oliva, en realidad la producción del aceite es muy reciente en la isla, tan sólo unos 20 años, y las variedades son hojiblanca, picual, y arbequina. Además tienen su propia almazara y realizan la primera presión en frío. Tienen muy poca producción y sólo se vende en la tienda de la finca:

Centro de interpretación Los Molinos: aquí no se come, no hay restaurante, pero seguro que os interesará: entenderéis la importancia del gofio -que sí podréis degustar-, un alimento tradicional que los canarios preparaban y consumían mucho antes de la llegada de los primeros europeos a las islas.
La visita cuesta 11,50€.

Recorriendo las salas del centro, ubicado en una vivienda tradicional majorera de gran valor patrimonial se presenta la evolución del cultivo de cereal, de los sistemas de molienda y del propio gofio. El recorrido atraviesa las distintas estancias de este antiguo edificio, a las que se accede desde un pintoresco patio.

Se empieza por la cocina de la casa, donde se conservan algunos de los primeros morteros que usaron los majoreros. Aquí se tiene la oportunidad de poner en funcionamiento algunos antiguos sistemas de molienda, como un auténtico molino de mano, elemento siempre presente en las casas tradicionales majoreras.
A continuación, se aprende sobre el sistema de las tahonas, o la diferencia entre molinos y molinas -que veréis diseminados por toda la isla-. En una sala veréis a estos gigantes en movimiento en una espectacular proyección vídeo-mapping.

Museo del queso majorero: yo no pude visitarlo pues estaba cerrado por la pandemia del Covid19, pero sin duda, seguro que sería uno de mis lugares favoritos.
Si podéis, id. Visitarlo cuesta 11,50€.

Casa Santa María: ubicado en el bellísimo pueblo de Betancuría, el restaurante ha sido premiado múltiples veces por la «Guía Michelin» como el restaurante más bonito de la isla, es una experiencia tanto culinaria como arquitectónica. Resultado de la visión del fotógrafo alemán Reiner Loos enamorado de la isla, y que rescató la casa de la ruina total para reconvertirlo en lo que es ahora:

Gastronomía que refleja los productos más típicos de la isla desde a las famosas papas arrugás, al queso local,

o a la pata de cabrito tan rica:

En Vega de Río Palmas encontraréis otro restaurante similar también propiedad de Reiner Loos, Don Antonio, que estoy segura, también debe ser magnífico.
Restaurante La Marquesina: ubicado en la playa de Corralejo es uno de los más antiguos del muelle, tenéis vistas al mar aseguradas. Decoración de inspiración marinera, simplicidad en el producto, todo kilómetro cero y delicioso.

Probé el pescado local cherne (de la familia del atún):

No dejéis de subir a la azotea del hotel boutique La Marquesina, allí tenéis la que debe ser la mejor terraza de la zona: Sunkissmoon «donde el sol se acuesta sobre el mar, besa a la luna y la despierta», sin duda un concepto romántico para un lugar perfecto:

Tomad algo al atardecer, que sin duda, tiene vistas de infarto, podéis ver mi vídeo en este link

Robinson Club Jandía Playa: si estáis en la zona sur, por Morro Jable, no dejéis de disfrutar de estas vistas únicas, desde la décima planta, del Club Robinson, donde encontraréis la nueva terraza y el restaurante gastronómico Morroskai:

Atardeceres infinitos aquí:

– O más atardeceres infinitos la fabulosa terraza del Lemon & Soul Cactus Garden, un hotel boutique en Morro Jable, donde podéis ir a tomar algo y ser felices ni que sea unos instantes.

Podéis mirar la etiqueta #GraupixFuerteventura en mis redes sociales para ver mis comentarios y fotos.
En este link encontraréis mis propuestas imprescindibles para visitar en Fuerteventura.