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En estos momentos se puede viajar a destinos que nos ofrezcan la certeza de tener controlada la enfermedad y donde se tomen las medidas preventivas necesarias. Lo importante es mentalizarnos, adaptarnos, respetar las normas y resignarnos. Mi primer viaje post confinamiento, desde el 6 Marzo que cogí el último avión, ha sido para visitar las llamadas -con razón- las Islas Afortunadas: he pasado 4 maravillosos días en la isla de Fuerteventura en misión de la Organización Mundial del Turismo para observar y cerciorarme sobre la aplicación de los protocolos anti covid que han adecuado en los hoteles y también en las diferentes atracciones turísticas en las Islas Canarias.

Para comprender la importancia del sector en Fuerteventura, tenéis que saber que el 60% del PIB viene directamente del sector turismo y que 7 millones de euros son generados en ingresos a diario, que 350 mil famIlias viven de estos, y muchas de ellas, todos sus miembros. Tenían unos 350 enlaces aéreos directos y unos 16 millones de visitantes anuales. Durante la pandemia se ha reducido a cero. Un impacto sin precedentes en la economía.
Fue en abril cuando la Consejería de Turismo, Industria y Comercio del Gobierno de Canarias puso en marcha el Laboratorio Global de Seguridad Turística, un ambicioso proyecto cuya finalidad es garantizar la seguridad sanitaria a turistas y residentes en las Islas Canarias. Para ello, se han estado rediseñando los procesos de toda la cadena de valor de la actividad turística para adaptarlos a la situación post COVID-19 y asegurar su fortaleza conjunta, conocido como “Canarias fortaleza”, 18 sectores de Turismo han realizado un profundo trabajo para minimizar el riesgo sanitario y publicitar las islas como un destino seguro.
Podéis mirar la etiqueta #GraupixFuerteventura en mis redes sociales para ver mis comentarios y fotos.
Mi viaje empezó de una manera muy diferente: con un PCR y una prueba serológica para comprobar que entraba en las islas sin el virus en mi cuerpo. Por suerte dí negativo y pude volar.

Sensaciones mezcladas en el aeropuerto, por fin, acostumbrada a viajar muchísimo, y volver a pisar un aeropuerto con todas las precauciones necesarias después de 4 meses y medio.

Evidentemente en la terminal del aeropuerto y durante el vuelo, el uso de mascarilla era obligatorio. De hecho, no me he quitado la mascarilla en todo el vuelo. ¡Mejor prevenir que curar!
No sólo yo, sino todo el grupo, todos los pasajeros del avión y todas las personas que me encontré en la terminal del aeropuerto, todos concienciados y respetuosos con las normas, llevábamos la mascarilla.
A nuestra llegada a Las Palmas nos controlaron la temperatura. A partir de que estaba todo bien, pudimos seguir con nuestro trayecto. Éramos unas 150 personas, y nos dividieron en siete equipos de trabajo, a mi me tocó viajar a Fuerteventura. En todos los grupos había un maestro, es decir, el líder de uno de los 18 sectores en los que ha trabajado el Laboratorio Global de Seguridad Turística, y tres guías acompañando al grupo en todo momento. Nuestro maestro Carlos Ortega hizo una presentación realmente exhaustiva del protocolo, y así pudimos conocer todos los detalles del proyecto.

Mi hotel en Fuerteventura fue el Lemon & Soul Cactus Garden, un hotel boutique en Morro Jable, con una terraza sencillamente espectacular
En este link podéis ver mi vídeo de mi suite 803
Las medidas dentro del hotel son muy estrictas: obligación de llevar puesta la mascarilla en todas las partes públicas del hotel sin excepción, gel hidroalcóholico por todas partes comme il faut para lavarnos las manos con frecuencia: a la entrada del hotel.

La recepción con plexiglass, para proteger tanto a empleados como clientes:
y además a la hora de realizar el check in, nadie comparte bolígrafo, hay un pote para los nuevos y se deposita en otro pote donde posteriormente los desinfectan.

También se intenta evitar al máximo el uso de papel, no sólo para ser mediambientalmente responsable, sino para evitar entregar papeles y transmitir así el virus. Se utilizan los códigos QR:
En el ascensor hay letreros donde piden que no se suba conjuntamente a personas que no sean con las que se convive normalmente.

En el restaurante hay muchos puntos a tener en cuenta: Primero una alfombra desinfectante recibe a los clientes:
una mesa con gel hidroalcóholico y otro tipo de desinfectantes está en la entrada para que la usemos
También encontramos en el suelo unos itinerarios marcados en el suelo para respetar la distancia, y para evitar cruzarse con otros huéspedes. De hecho, la salida es por otra puerta diferente que la de la entrada.
El buffet del desayuno o la cena, ya no es como lo conocíamos: sigue siendo buffet, pero en lugar de coger cada uno sus porciones de la bandeja al propio plato, ahora cada plato viene preparado en pequeñas porciones individuales. Incluso el pan viene empaquetado individualmente:


Incluso el pan viene empaquetado individualmente, y por todas partes desinfectante de manos:
Algunas de las propuestas, las calientes, son directamente servidas por los camareros en el buffet
Todo el protocolo desarrollado por un equipo de 200 personas ha sido llevado a cabo de manera muy meticulosa y las recomendaciones tienen carácter de norma.
Podéis viajar siempre que sepáis adaptaros, resignaros y respetar las normas. Es la clave. Si sois de los que sabéis adaptaros y respetar el entorno y las circunstancias que nos toca vivir, os recomiendo un viaje a las Islas Canarias, y especialmente a Fuerteventura, donde disfrutaréis de lo lindo.