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Mi primera vez en Lyon fue en el año 1991, cuando emprendí la aventura de mi primer interrail hacia el norte de Europa. En esos momentos eso me parecía lejísimos, y me sabía protagonista de un viaje que marcaría mi vida. Era el año preolímpico y además, al regreso de este viaje mi vida dio un gran cambio.
Lyon me enamoró. Desde entonces he visitado la segunda ciudad más importante de Francia varias veces. La última fue en 2008. Las ciudades evolucionan y cambian, por eso es importante -siempre que se tenga la oportunidad- regresar y conocerlas otra vez. Pasearnos y olerlas. 
Llevaba unos años queriendo regresar, pero quería esperarme a que estuviera terminada la Cité de la Gastronomie y la gran transformación del hôtel Dieu en el Intercontinental Lyon. En francés “Hôtel Dieu” significa residencia de dios, es un hospital de fundación muy antigua (en el caso de Lyon 1184!) que recibían huérfanos, indigentes y peregrinos, siempre administrados por la iglesia. Estas instituciones de caridad se volvieron rápidamente insuficientes, por lo que en 1662, un edicto de Luis XIV ordenó la creación de un hospital en «cada pueblo y ciudad en el reino de los pobres enfermos y huérfanos». El Hôtel Dieu de Lyon operó continuamente durante ocho siglos hasta su cierre en 2010, y que vio nacer a uno de cada tres habitantes de Lyon.
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En este link podéis ver mis fotos de Lyon
En este link podéis ver mis fotos de la Cité de la Gastronomie
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Este extraordinario edificio, con su colosal fachada de 360 metros que corre a lo largo del Ródano y su impresionante cúpula de 75 metros de Jacques-Germain Soufflot – el mismo arquitecto responsable del Panteón en París-, ha sido objeto de la mayor renovación privada en Francia desde 2013: 800 trabajadores movilizados en una área de 2,2 hectáreas.
El maestro de obras y responsable de la decoración es: Jean-Philippe Nuel, referente internacional en el diseño de prestigiosos hoteles de todo el mundo. Basándose en la historia y el contexto del lugar, el diseñador de interiores imaginó un concepto decorativo que es a la vez «monacal y de lujo», destacando el contraste original del edificio, entre la sobriedad de este antiguo hospital y la deslumbrante riqueza de su arquitectura exterior. El proyecto pretende ser contemporáneo, mostrando un «lujo humilde» consistente tanto con el pasado de este edificio único como con las nuevas expectativas de los viajeros de principios del siglo XXI.
En el caso de Intercontinental Lyon, he ido siguiendo su construcción porque en 2017 pasé tres noches en Intercontinental Marseille y en 2018 en Intercontinental Bordeaux y quería cerrar la triología de los top Intercontinental de Francia.
Mi experiencia empezó con un #pickupinstyle en el aeropuerto de Lyon con mis maletas Delsey.
También podemos llegar al centro de la ciudad cómodamente en el RhôneExpress en 30 minutos, otras opciones para llegar o salir del aeropuerto en este link.

El Intercontinental Lyon-Hôtel Dieu, es el lugar perfecto para una estancia espectacular que combina gastronomía y patrimonio. En el mismo edificio encontramos les halles, restaurantes, la cité de la gastronomie, y más céntrico imposible. Todo estaba a tan sólo diez minutos caminando.
La majestuosidad del edificio me recibe:
A mano izquierda la recepción, a mano derecha la conserjería y el restaurante Epona.
Las 104 habitaciones y 35 suites del InterContinental LyonHôtel-Dieu se distribuyen en los 3 pisos del edificio. La mitad ofrece vistaa al Ródano, otras a la Fourvière o a los patios interiores.

Mi habitación es la suite 228, la más emblemático del establecimiento y su arquitectura. ¿Su originalidad? Subimos, antes de bajar al dormitorio. Grandes ventanales que corren en ambos niveles con vistas únicas del Ródano y la ciudad de Lyon que se extiende a nuestros pies. En el lado decorativo, el discreto lujo recuerda el pasado monacal del edificio. Y la seda como protagonista. Me encanta.
Para ver mis fotos de InterContinental LyonHôtel-Dieu linkad aquí
Para ver mi vídeo de mi habitación en InterContinental LyonHôtel-Dieu linkad aquí

La elección de crear habitaciones a dos niveles responde a la voluntad de preservar el volumen original de cómo era antaño la sala y no romper la fachada principal con dos ventanas.
Un baño grande, con ducha y bañera. Todo de diseño contemporáneo.
Y una bienvenida deliciosa me esperaba en mi suite:

Mi primera experiencia gastronómica fue en Le Dôme, el bar del hotel, uno nunca se cansa de admirar la cúpula, sus balcones y columnatas.

Pido algo ligero del menú para empezar, y degusto un green poke bowl delicioso.
comer en ese marco incomparable es sencillamente un gusto. Además, siempre está lleno de Lyoneses que quieren recordar el lugar donde han nacido ellos o sus familiares, el edificio forma parte de la historia no sólo de la ciudad, sino de muchas famílias.
Para cenar, mi opción es otra, el roll de langosta con el delicioso cóctel especialidad del barista que lleva: Vodka Elyx, limón, sirope de praliné rosa y champagne rosé.
Y como soy una golosa, no pude resistirme a la propuesta de chocolate de la carta de Le Dôme:
La gastronomía en InterContinental Lyon Hôtel-Dieu está definida por el chef Mathieu Charrois, quien plasma en sus platos su experiencia vital en Beirut, Polinesia Francesa, Londres y Nueva Caledonia, todo basado en productos y recetas francesas, y con los toques de inspiración de su experiencia. Por ejemplo uno de los mejores postres de mi vida, es la Cazuela exótida que lleva piña asada en especies dulces, compota de mango, fondant de banana, granada y helado de vainilla. Algo realmente espectacular (sólo para poder degustar este plato, volvería ahora mismo a Lyon).
Es en el restaurante Epona, llamado así por una diosa muy popular de la mitología celta, patrona de los jinetes y los viajes, es donde el chef Mathieu Charrois puede desarrollar su arte culinario. Y ¡qué entorno!
Allí también tiene lugar el desayuno que ofrece una enorme opción de dulces y salados y no os perdáis los espectaculares huevos poché con trufa. Memorables!

Para aquellas habitaciones que cuenten con el privilegio del acceso al The Club Lounge, a parte de degustar la gastronomía del hotel en petit comité, y tener la oportunidad de reunirse discretamente, también las vistas de Le Dôme desde arriba.

El gimnasio y la zona de bienestar y spa, ocupa 830m2 y está situado en el mismo edificio, tan sólo caminando un minuto por los pasillos del Hôtel Dieu. Le Tigre Spa es literalmente un espacio único. Yo tomé parte en una clase de kundalini yoga.
En este link podéis ver mi vídeo de Le Tigre Spa en InterContinental LyonHôtel-Dieu:

Adentrarse en Le Tigre Spa invita a la relajación, cuenta con dos enormes salas de yoga, tres salas de tratamientos, y zona de saunas y relax:

Yo disfruté de un facial de la marca francesa vegana Deep Nature
En definitiva, el InterContinental LyonHôtel-Dieu se ha hecho esperar, pero sin duda va ser uno de los símbolos de Lyon. Mi experiencia ha sido literalmente fabulosa y me encantaría volver pronto.