*Cerrado permanentemente desde enero 2024. Pendientes si se reabre bajo otro nombre o gestión.
Me encanta descubrir hoteles y rincones especiales, estén donde estén. Me habían hablado de Kasiiya Papagayo en Guanacaste, Costa Rica, que ha abierto a principios de 2019 para posicionarse como uno de los mejores hoteles del país. Y no pude esperar más y me organicé un viaje.
Kasiiya significa «encuentra tu ritmo» en swahili, y esto, combinado con el lema nacional de Costa Rica, Pura Vida es exactamente por qué uno viene aquí.
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Podéis mirar el link #GraupixCR para ver todas mis fotos de Costa Rica y el link #GraupixKasiiya para ver toda mi experiencia en Kasiiya
Mi experiencia empezó con un vuelo en clase Business de Iberia, Barcelona-Madrid-San José Y de allá volé hasta Liberia en un vuelo de tan sólo 45 minutos.
Y mi todo empezó con un #pickupinstyle de Kasiiya:
Aunque si lo preferís, podéis llegar a Kasiiya en barco, siempre algo diferente y con estilo:
En algo menos de una hora llegué a Kasiiya, es un un retiro ecológico de lujo ocupando 55 hectáreas privadas de bosque tropical seco. Toda una montaña y dos playas, paz total. Literalmente aislado, el lugar perfecto para conseguir relajarse y cortar con lo cotidiano.
La propiedad fue diseñada para sumergir a los visitantes en la naturaleza circundante y crear una verdadera escapada de la vida urbana. Estamos apartados de todo, y se tiene la sensación que podemos ir donde quedarnos y que pertenecemos a la montaña. El concepto de glamping de lujo: cinco tiendas, dos restaurantes y un spa apenas escondidos en medio de los árboles, formando un mundo selvático secreto al que solo se puede acceder en barco, helicóptero o conduciendo por un camino de tierra empinado y sinuoso.
Mi tienda fue la Lazy Turtle 1 -nombre encantador no?- Es una de las tres tiendas situadas a pie de playa
Diseñadas por la firma francesa AW2, las suites del complejo son prueba de que la responsabilidad ambiental y el lujo moderno no tienen que ser mutuamente excluyentes.
Las habitaciones son espaciosas y elegantes, con muebles de madera oscura marcados por toques turquesa y amarillo canario, camas extra grandes y almohadas revestidas de sábanas blancas de algodón egipcio de 300 hilos, velas de columnas atmosféricas y lámparas de mimbre llegadas desde Vietnam.
Las paredes de madera, los techos de lona y las ventanas de vidrio mantienen el aire acondicionado, al tiempo que permiten una sensación de brisa y acceso inmediato al exterior. Todas las suites tienen terrazas privadas.
La parte de los baños es de lo más chic que os podáis imaginar:
Y en algunas tiendas, la bañera es exterior:
Se decidió construir de madera y lona porque son fáciles de desmantelar y dejar la zona con cero impacto. Y además la conexión con el territorio es mayor.
Cada elemento del hotel fue diseñado teniendo en cuenta el medio ambiente, y sí, ahora está de moda, y son múltiples los hoteles que se vanaglorian de ser sostenibles y respetar el entorno, pero creo que Kasiiya está entre los que conozco más sostenibles:
– La electricidad y el Wi-Fi funcionan con paneles solares
– el agua proviene del pozo de la propiedad y de los barriles de lluvia
– los plásticos de un solo uso son prácticamente inexistentes
– el baño es como el de los aviones, de compostaje
– no tienen secador de cabello ni nevera tradicional porque gastan mucho más de los normal. Sí disponen de un secador recargable a petición del huésped y en la tienda hay una eco-nevera que funciona con bloques helados que son cambiados dos veces al día. Por cierto, las bebidas de su interior, están incluídas.
– Las amenidades del baño son hechas en Costa Rica de elementos naturales como banana, mango, ylang-ylang papaya, tangerina, etc. Huelen increíble
– Incluso el repelente de insecto es natural, de hierba limón. Lo encontraremos en este coqueto neceser, donde también había la linterna y la luz frontal para movernos de noche por el hotel con nuestra propia iluminación
Kasiiya dispone de dos restaurantes, uno en la playa donde sirven el desayuno y el almuerzo. Ambos varian cada día.
El equipo de cocina sirve creativos menús locales e internacionales frescos provenientes de granjas locales, y utiliza ingredientes orgánicos en el 90%.
Los restaurantes ofrecen un ambiente tranquilo y natural. para disfrutar de un desayuno relajante al amanecer, almuerzo delicioso
Disfruté de comidas memorables y con vistas:
Las cenas se sirven en el restaurante en lo alto de la montaña con unas vistas fabulosas a ambas playas del hotel y donde se disfruta primero de unos aperitivos en un marco incomparable:
Y en la cena se comparte mesa con otros huéspedes creándose un ambiente super divertido:
Otra opción es una cena romántica en la playa:
A Kasiiya se va a descansar, y básicamente si queremos cambiar la tumbona
por actividades náuticas, tenemos múltiples opciones náuticas: kayaking, paddle board, pescar, snorkelling, etc.
Las aguas turquesas de la playa principal, la Laguna, son espectaculares y y conocidas como las mejores de la región para bucear y ver peces de mil colores:
La verdadera joya es la Playa de la Portuguesa, a la que se accede en buggie o en un trekking como yo hice. En Playa Portuguesa van tortugas a desovar y es sin duda, una playa literalmente salvaje y aislada. En Kasiiya preparan allá picnics para quien lo desee.
Para acceder a ella, se tiene que abrir una puerta, de hecho en el país no existen las playas privadas, pero las dos playas del hotel son tan difícil de acceder que son como si fueran privadas, y sólo se ve a veces, algún pescador intentando capturar nuestra cena.
Y quien requiera de otro tipo de activades, se ofrecen clases a diario de yoga o de movement que viene a ser unos movimientos corporales que imitan los «movimientos de animales» -monos y otros- para despertar los músculos de nuestro cuerpo que normalmente no movemos.
La sesión termina con unos ejercicios de parcour y equilibrios que os harán sudar para tener ganas de zambulliros en el agua:
Y para los más aventureros, existe la opción de escalar el árbol, detenerse en la plataforma de observación y bajar con cuerdas ¿Por qué no?
Un punto y aparte merece el Spa, que es una tienda alejada. Se cruza un puente colgante de madera para llegar a la tienda. Allí me recibió Yamuna, el sanador, y recibe este nombre porque con tan sólo un intercambio de palabras, reconoce qué tenemos que mejorar, no tan sólo físicamente sino especialmente en nuestra alma. Yamuna es tico y formado en la India y en Estados Unidos. Su sabiduría y buen hacer me impresionaron.
A mi a parte de un masaje profundo con aceites que elabora él mismo con hierbas recogidas de la propiedad, también me abrió los chakras que tenía cerradísimos.
Una manera más de reconectar con la naturaleza a través de técnicas y rituales locales.