Seleccionar página

La selva es una palabra realmente exótica para urbanitas europeos. Nos suena todo a Tarzán, sus lianas y el chimpancé Cheeta.
Mi primera incursión en la selva fue en el año 2003, cuando empecé mis crónicas de viaje, y fue en la selva amazónica de Brasil, a unas horas de Manaus. Mi segunda experiencia fue en el Orinoco venezolano, en un lodge llamado Mis Palafitos
Esta vez, la selva amazónica de Ecuador, ha sido una experiencia totalmente distinta, y unas vivencias increíbles. El Napo Wildlife Center es el más grande y uno de los hoteles de lujo más ecológicos que encontraréis en una selva. Este proyecto de ecoturismo incluye la conservación de aproximadamente más de 21.400 hectáreas dentro del área mejor preservada dentro del Parque Nacional Yasuní, declarado por la UNESCO, como reserva de la biosfera por su bosque húmedo tropical de Ecuador.
Mi experiencia empezó en el aeropuerto de Quito, antes de volar a El Coca. Allí me asistió alguien de Napo y marcaron mi equipaje para que lo gestionaran a mi llegada y yo no me preocupara de nada. 

En El Coca me recogieron y directa al embarcadero donde tomé una barca con asientos súper cómodos -butacas como las de cine o autobuses de lujo-

y durante dos plácidas horas navegué por el río Napo hasta la primera parada. Nos dieron también un lunch box monísimo:

Después tomé una barca más pequeña durante casi una hora, una barca a remos para llegar a Napo Wildlife Center.

En este link podéis ver mis fotos de Napo Wildlife Center
En este link podéis ver mi vídeo de mi cabaña 16
En este link podéis leer mi experiencia en Napo Cultural Center
El ecolodge está compuesto por 20 cabañas- algunas de ellas están literalmente suspendidas sobre el agua, por medio de unas estructuras metálicas-, más el restaurante sito en una torre de siete pisos, a modo de torre de observación de la laguna donde está Napo Wildlife Center

Allí me esperaban con un refresco y un tentempié:

Me llevaron a mi «cabaña«, así es como llaman a los veinte alojamientos de los que dispone el ecolodge. Mi cabaña, la 16 – solo hay 4 de este tipo- era magnífica: encima unos palafitos sobre la laguna, con jacuzzi exterior, con el suelo transparente para poder observar en directo la jungla, hamaca fuera, una bonita y cómoda cama con dosel:

Los interiores tan espectaculares que se puede ver la laguna pues el suelo es transparente, sencillamente increíble!
Por la noche encendía la luz que enfoca la laguna bajo mi cabaña, y podía observar toda la fauna que se acercaba atraída por la luz.

y el jacuzzi preparado para que pudiera descansar después del ajetreo del transporte hasta el paraíso. Con toda la discreción del mundo, nadie me podía ver, mas que los animales de la selva…

Las cabañas que no están encima los palafitos, son más sencillas y también muy bonitas:

Y con interiores para tres personas:

¿Qué tiene de especial el Parque Nacional Yasuní? Ocupa un millón de hectáreas protegidas. De éstas 21.400 pertenecen a la comunidad Kichwa Añangu, quienes han descubierto en la actividad ecoturística responsable una buena alternativa para el desarrollo local. Les permite mejorar la calidad de vida, conservar las actividades tradicionales de sus comunidades y preservar la naturaleza; a su vez, genera empleo, logra la inclusión de las poblaciones pobres al sistema productivo, potencializa los recursos naturales y culturales locales, facilita el desarrollo de infraestructura social y el acceso a educación y salud, entre otros.
La laguna dónde está ubicado Napo Wildlife Center ocupa unas 21 hectáreas.

Por cierto, en la laguna está terminantemente prohibido bañarse:

Yasuní es un santuario de biodiversidad. Las investigaciones realizadas en la última década reflejan cifras impresionantes no registradas antes en ninguna otra área de bosque tropical de la región y aunque los datos podrían variar con el transcurso de los años,  nos dan una idea de lo que alberga este parque nacional: más de 2.000 especies de árboles y arbustos, 204 especies de mamíferos, 610 especies de aves, 121 de reptiles, 150 de anfibios y más de 250 especies de peces.
En una hectárea del Yasuní, por ejemplo, se reportaron 650 especies de árboles, lo que representa más que las encontradas enen toda Norteamérica. El bosque de tierra firme, aquel que no se inunda, constituye el principal ecosistema del parque.
La vida transcurre plácidamente en el resort: se eligen las excursiones que se quieren realizar, y según eso se organizan los horarios.
El comedor comunitario está en la torre principal, de siete plantas:

Las comidas y bebidas no alcohólicas, así como café y té, está todo incluido.
​Es modo buffet pequeño que hay para todos los gustos. Comida deliciosa, sin complicaciones, basada en elaboraciones simples y saludables.

Las excursiones son múltiples. Las que yo hice:
– Subir a una de las torres de avistamiento a 30 metros, por encima del enorme cedro. 
Esto incluye remar 15 minutos:

Caminar 30 minutos mientras sudaba a chorros:

Y subir a la espectacular plataforma y allí mi guía Darío buscaba animales, especialmente pájaros en las ramas, siempre a lo lejos y bien equipado para encontrarlos:

Mis ojos de urbanita no veían nada, pero mi guía ojeaba con los prismáticos y en seguida veía cualquier tipo de reptil, ave, etc

Y en nuestras caminatas por la selva, me explicaba 

Lo mejor de regresar era el apacible paseo y el silencio de la jungla

Y en el embarcadero hay una zona de relax que me encantaba, tumbarse y ver pasar el tiempo porque no todo van a ser actividades en Napo

La torre principal, donde está el restaurante, es una una enorme torre de observación de siete plantas y más de 30 metros de altura. Se puede subir en ascensor o a pie. Los techos son de paja y recuerdan vagamente algún templo balinés. Allí también se encuentra la tienda:

Y la biblioteca o zona de presentaciones:

Es el lugar perfecto para aprender sobre la selva, si os gusta la ornitología y observar pájaros, sin duda este es vuestro lugar. Se puede desconectar perfectamente, aunque hay que resaltar que el wifi funciona perfectamente.