Conozco algunos proyectos exclusivos, donde se instala uno o más hoteles de lujo, con playas privadas, mucha naturaleza, playas increíbles, y siempre son resultado de un visionario, como es el caso de Costa Elena en Costa Rica, Punta Mita en México o Mayakoba en el Caribe Mexicano. En este caso Kaplankaya es fruto de la visión del empresario turco Burak Öymen. La reserva ocupa 400 hectáreas (dos veces el tamaño de Mónaco) se extiende a lo largo de la costa del Mar Egeo con un paisaje precioso de pinos y olivos. Mediterráneo en estado puro.
Conocer el proyecto de Kaplankaya y el nuevo Six Senses son mi excusa perfecta para volar por primera vez hasta Bodrum.
Para poder llegar tomo dos aviones de Turkish Airlines; cuatro aviones diarios conectan Barcelona con Turquía, por lo que la facilidad es máxima.
Excelente gastronomía a bordo y servicio en Turkish Airlines
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Volar de Barcelona a Estambul son tres horas, más una hora y cuarto de Estambul a Bodrum. Allí me recogió el coche de Six Senses y recorrí una hora de trayecto por sencillas carreteras rurales, donde los olivos marcan el camino, las vacas y las ovejas pastan, todo muy bucólico. Para quien se lo pueda permitir, puede optar por el transfer en helicóptero.
Tras una cuesta y varias curvas llegué al Six Senses Kaplankaya escondido en una bahía de vegetación fabulosa que combina olivares, bosques de pinos y calas de color turquesa. Este hotel diseñado por el arquitecto español Carlos Ferrater, es uno de los nuevos iconos del lujo en Turquía. Abrió hace un par de años bajo la marca Canyon Ranch, y el 1 de Mayo de 2018 reabrió después de una renovación y adaptación a la nueva marca: pasó de un aspecto blanco cenital y más bien clínico a una agradable decoración con maderas cálidas, alfombras kilim turco, y una iluminación muy pensada, todo con un estilo muy boho-chic.
A mi llegada me recibieron con una infusión fría deliciosa hecha con las hierbas del huerto ecológico del hotel.
Mi suite, la 4022 es fabulosa: tiene una parte de salita grande, con sofá cama (ideal para famílias), y un enorme dormitorio; el vestidor y el baño son idénticos en todos los tipos de habitaciones del edificio principal. Todo con materiales naturales y una bañera de infarto perfecta para nuestras fotos en Instagram. También una gran terraza con vistas al mar.
Es una de las 75 habitaciones del edificio principal (incluyendo 6 suites como la mía) y 66 Ridge Villas con piscina propia y enormes terrazas. También hay algunas residencias a disposición para poder alquilar para más tiempo y algo más grandes
El hotel dispone de dos piscinas exteriores (y la tercera en el interior del spa), y tres playas privadas, por lo que raramente se ve demasiada gente en la misma zona. Las piscinas infinitas son sencillamente fabulosas.
Los caminitos que serpentean alrededor del resort nos conducen a las piscinas, o a los restaurantes o a las tres playas privadas.
Además de los que son para hacer caminatas y donde llegamos a playas solitarias en caminatas matutinas. De hecho el hotel ofrece cada día diferentes actividades gratuitas, como meditación, o yoga, o caminatas, etc.
Otras de las actividades que ofrecen y que es muy interesante es la clase de crear tu propio exfoliante en el Alchemy Bar, un rincón donde con diferentes hierbas e ingredientes orgánicos y sostenibles de los jardines del resort, te enseñan a crear tu propia loción o exfoliante casero perfecto (el mío contenía lavanda, té verde, rosas, sal del Himalaya y aceite de girasol).
Una buena experiencia y un recuerdo perfecto para recordar mi estancia en el Six Senses Kaplankaya cuando lo use en casa.
El Spa de Six Senses Kaplankaya es sin duda uno de los más grandes del mundo ocupando un total de 10.000m2: seis mil para la parte de wellness, y cuatro mil para la parte de instalaciones deportivas.
Una de las joyas del spa es único Meditation Dôme con cromoterapia, donde de la mano de una experta maestra de mindfuness, se hace cada mañana una meditación guiada de 30 minutos. Os aseguro que es un lugar realmente mágico y relajante.
El spa dirigido por el Doctor Ranjan Kapoor está repartido en dos plantas con 38 salas de tratamiento y consta de un menú de tratamientos impresionante. Además es el primero de los hoteles de la marca Six Senses en poner en marcha el Holistic & Anti-Aging Centre, un centro integrado anti-envejecimiento, liderada por médicos y expertos en bienestar y belleza que analizan el impacto de los hábitos de vida y el efecto sobre los niveles de toxicidad que puede conducir a un envejecimiento prematuro. Integrado con los programas Sleep with Six Senses y Eat with Six Senses, el centro realiza programas personalizados alrededor de los pilares fundamentales como son el movimiento, mindfulness, détox, es decir, restaurar y nutrir para llegar a conseguir resultados tangibles.
Con una estancia de cuatro días no tomé parte en en ningún programa, pero sí hice un Wellness Screening, un chequeo de mi estado de forma.
Todo un equipo de profesionales: nutricionistas, fisiólogos del ejercicio e instructores de gimnasia certificados son los responsables de guiar a los huéspedes en sus prácticas de sanación holística y en sus programas customizados. Yo hice un yoga y el programa Sweat & Strength que me hizo sudar de lo lindo.
Uno de mis tratamientos favoritos en el spa fue el Watsu: en una pequeña piscina con cromoterapia y una experta en watsu, disfruté de un masaje bajo el agua, siempre con los ojos cerrados y escuchando las instrucciones de la experta. Se usa para sanar tanto física como emocionalmente, y es muy eficaz con el tratamiento de rigidez articular, trastornos del sueño y como terapia de liberación emocional. Fue alucinante y dormí perfectamente ese noche. Una nueva experiencia.
También disfruté de un masaje holístico y de uno profundo, que son las terapias exclusivas de Six Senses Spas. Sencillamente perfecto para mis necesidades, y especialmente para mi espalda siempre contracturada.
El gimnasio es el más grande que he visto en un hotel y además con unas instalaciones modernas y fantásticas:
La parte húmeda del spa, está separada hombres y mujeres, dispone de múltiples salas de vapor, piscina de hidroterapia, tradicional hammam turco, sala de hielo, baño de vapor de cristal, sauna finlandesa, piscina watsu privada (para realizar tratamientos de shiatsu en el agua), salón de manicura y peluquería. Además de 38 salas de tratamientos.
La gastronomía en los hoteles Six Senses también está pensada para el bienestar del cuerpo y la mente: con Eat with Six Senses se pretende ayudar a los huéspedes a comer más sano y a elegir productos orgánicos, en el caso de Kaplankaya, muchos de los productos se recogen de la huerta orgánica del resort, el aceite de oliva proviene de los olivos de la zona, el pescado de los mercados de los pueblos cercanos.
La cocina inspirada en el Mediterráneo y en el Egeo, es el hilo conductor en los tres restaurantes de Six Senses Kaplankaya: el restaurante principal es Sage & Sea, con un marco arquitectónico espectacular y una gran terraza,
y donde también se sirve el desayuno con una enorme oferta. Yo, como siempre, huevos escalfados, en este caso royale:
o en el Mezze by the Sea: mi preferido con una gran selección de tapas turcas –mezze- y pescados frescos que traen para que el huésped elija; y todo en el marco de la puesta de sol, realmente espectacular.
O para comer informalmente con vistas al mar y al lado de la piscina, os sugiero el Wild Thyme:
Otras opciones son el Beach Bar en la playa principal del resort,
y el Library Bar en la biblioteca donde además podemos descansar tomando un buen cocktail o leyendo un libro.
El resort también dispone de un shuttle en una lancha rápida hasta Bodrum (30 minutos), que es otra buena opción para pasar el día.
No olvidemos que todo el resort es ecológico y el plástico se intenta evitar, con ello, el uso de cualquier plástico. El agua que los huéspedes beben, es reciclada y se obtiene de unos grifos en la sala acondicionada para tomar agua y rellenar las cantimploras a disposición del huésped para tal objetivo.
El bienestar y sostenibilidad van de la mano en el resort, y Six Senses apoya los ecosistemas y las comunidades locales. Durante vuestra estancia en el hotel, podréis reconectar, como hice yo con el mundo natural y aprender algunos trucos para poder aplicar a nuestra vida diaria. Es el lugar perfecto para desconectar, con familia o en pareja.
Lleno de rincones románticos o alejados para disfrutar de las vacaciones.