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Viajo muchísimo y repito constantemente ciudades que me encantan y que van evolucionando, y al final, me doy cuenta que me cuesta ir a nuevos destinos. Por fin, he podido visitar un nuevo destino para mi: Riga, la capital de Letonia. De hecho, la excusa perfecta, ha sido conocer el nuevo Grand Hotel Kempinski Riga. Desde Barcelona a los países Bálticos no hay muchas conexiones directas, así que aproveché para la única que tengo –de momento- que es con Air Baltic.
Del aeropuerto al centro de la ciudad tomé un taxi y me costó 12€, pero hay disponible un servicio de aerobús cada 15 minutos con el autobús 222 a la estación central de la ciudad que apenas cuesta 2€.
La atractiva ubicación del Grand Hotel Kempinski Riga no es casualidad; primero fue el antiguo emplazamiento del Hotel Roma, el alojamiento más moderno en Riga, que se remonta a la década de 1880. El edificio original fue destruido casi enteramente durante segunda guerra mundial, y tomó años para reconstruirlo desde cero.
El entonces recién inaugurado Hotel Riga albergó la que fue la primera barra en Letonia y sirvió el primer cóctel en toda la Unión Soviética, donde el Hotel Riga era considerado entre los mejores hoteles en toda la República. Hoy en día, totalmente reformado y reabierto como Grand Hotel Kempinski Riga en noviembre de 2017, responde a las necesidades de una gran hotel de lujo en la capital letona y es el centro de la sociedad rigana.

El edificio en sí es espectacular, cuando se entra, toda la recepción y lobby son de mármol claro y los frisos son los que se han restaurado del antiguo hotel Riga y que forman parte de la historia de la ciudad.
El gran chandellier protagoniza la recepción.

En el lobby bar se conservan las lámparas antiguas y todo ha sido minuciosamente restaurado dándole a esa zona un aire retro con muebles contemporáneos y un ambiente típicamente art-decó.
El hotel cuenta con 141 habitaciones –empiezan con 37m2, sin duda, las mayores de la ciudad llegando hasta los 278 de la impresionante suite imperial. Cada habitación cuenta con muebles de madera contemporáneos, espléndidos murales, bellas obras de arte francés y suelos de mármol pulido. Cada una de las habitaciones y suites presenta un conjunto único de tonos pastel, mientras que los ventanales de algunas habitaciones dan al parque y a la ópera, como la mía.

Todas las habitaciones disponen de ducha y bañera en la habitación.

Las suite presidencial cuenta con una bañera increíble:

El desayuno tiene lugar en el restaurante Amber que también tiene entrada directa desde la calle. La cocina a vista es además el lugar donde se coloca todo el espectacular buffet de desayuno: múltiple oferta de panes, mieles, platos calientes, gofres, crêpes, huevos.


No había Nutella pero sí una muy similar hecha casera.

Y tienen detalles como pasar con productos recién horneados u ofrecer bebidas saludables diferentes cada mañana

Yo tuve la suerte de poder cenar en Amber mi primera noche, delicioso, producto de proximidad con toques modernos, todo diseñado por la chef ejecutiva Svetlana Riskova.

El Afternoon Tea tiene la presentación clásica –al estilo inglés-

o el Afternoon Tree, es decir, una original invención de la chef Svetlana Riskova con una presentación única en forma de árbol metálico

Así mismo no os perdáis la extensa carta de cócteles en el Grand Bar. Gracias a las sugerencias de Maris Rudzitis, optamos por dos creaciones de las expertas manos del barista Oskars Vārenbergs: un heritage –recuperados de la carta del Hotel Riga- y un banana Split ¡Deliciosos!

Un exclusivo Cigar Lounge se encuentra en la zona del Lobby Lounge para aquellos fumadores de cigarros de todos los rincones del mundo, y además funciona a modo de club para los letones.
Subí a la que será la mejor terraza de la ciudad el Stage 22, un enorme cocktail bar que contará con 22 cócteles, y tres espacios diferenciados para disfrutar de la noche. Y una terraza amplísima con vistas a la ópera y al parque.
El hotel dispone de salas de conferencias equipadas con la última tecnología y también con vistas a la ópera y al parque para eventos privados y de empresas que pueden acomodar hasta 300 personas. El hotel también ofrece cinco impresionantes, totalmente equipadas salas de reuniones privadas con luz del día, nombre de famoso movimientos musicales individuales – Solo, Sonata, Sinfonía, Andante y Allegro-.
Y mi parte preferida del hotel está en la planta sótano: el Kempinski Spa, un espacio de bienestar que ocupa 1300m2. Un enorme gimnasio equipado con la más moderna maquinaria. Cuatro salas de tratamientos, una doble la Pirts Suite inspirada en una casa de baños tradicional letona. Yo disfruté de un masaje inspirado en la primavera que combinó movimientos lentos para detoxificar mi cuerpo con la utilización de un cepillo para la eliminación de células muertas. Perfecto para preparar mi cuerpo en esta época del año.

La impresionante piscina cuenta con 65 metros de largo, está rodeada de tumbonas y la zona de aguas es fabulosa: una sauna finlandesa, una bio –menos caliente- (ambas con vistas a la piscina) un hammam y varias duchas de sensaciones.

Utilicé esta parte cada día para descansar de mis largos paseos por Riga.
Todos los empleados fueron encantadores conmigo y conté con la ayuda de la conserje jefe Marta Rindina, quien me ayudó en todas mis dudas y en organizar mis visitas. Sin duda Grand Hotel Kempinski Riga es y será mi hotel en la ciudad.
Para ver mis fotos de Grand Hotel Kempinski Riga linkar aquí
Para ver mi vídeo de Grand Hotel Kempinski Riga linkar aquí
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Riga es la mayor de las capitales bálticas con unos 640 mil habitantes. A pesar de esta cifra, el centro de la ciudad es muy asequible a pie, podemos conocerla en un par de días (yo estuve cuatro noches) y nos sorprenderá por su dinámica vida cultural, por su arquitectura diversa y fabulosa. Herencia de 800 años de antiguas iglesias góticas, edificios medievales en el casco antiguo, el exquisito Art Nouveau, así como los múltiples edificios de madera antigua que conforman la verdadera perla de la arquitectura letona.

Como siempre lo primero que hago al llegar a una ciudad que no conozco es tomar el bus turístico para hacerme una idea de la ciudad, en Riga cuesta 17€ y dura unos 75 minutos. Está incluído en el Riga Pass así como el transporte público, pero extrañamente no están incluidos la mayoría de monumentos o museos de la ciudad, a pesar de ello, los precios son muy asequibles, en general la entrada a los museos cuesta 3€. Precios del Riga Pass: 24 horas cuesta 25€, 48 horas 30€ y 72 horas 35€.

Riga es una ciudad que se puede recorrer a pie en un fin de semana tranquilamente, es muy agradable y sin duda os encantará. Os comparto mis imprescindibles en Riga teniendo en cuenta su zona. En el casco viejo:
Iglesia de San Pedrosituada junto a la Plaza del Ayuntamiento, empezó a construirse en el siglo XII, desde fuera no es muy impresionante pero su estampa es imponente.
Si entráis, no os perdáis el claustro. Lo mejor subir a la torre para disfrutar de la impresionante vista de los techos del casco viejo y del río Daugava, a 70 metros. Se sube en ascensor, precio 9€.

Museo de Artes decorativas y Diseño: uno de los mejores museos de la ciudad ubicado en uno de los edificios de piedra más antiguos de Riga que antes fue una iglesia. Exquisitas vajillas de porcelana, barro, cristal, manteles estampados, muebles tallados, toda una estupenda exposición claramente sectorizada por estilos y civilizaciones. Dispone de un atrio abierto al patio de luces con una moderna escultura colgante. Curiosamente te obligan a dejar la chaqueta en una taquilla o en el guardarropía.

Catedral de Riga: es casi tan antigua como la misma ciudad y es uno de los templos más grandes de los construidos en tiempos medievales en la región báltica. En su torre se colocó un gallo de oro que muestra la dirección del viento., en sus ventanales lucen vidrieras de colores bajo las bóvedas de cristal.

Tres hermanos: son tres casas preciosas en la calle Maza Pils. Cada una fue construida en un siglo distinto – la primera en el siglo XV-. Es una de ellas se encuentra el Museo de Arquitectura de Letonia.
En el centro de Riga:
Mercado Centralsituado al lado de la estación central de trenes, se encuentra en los antiguos hangares para zepelines. En cada hangar encontramos una oferta diferente y por fuera podemos buscar gangas en el mercadillo de ropa.
Vale mucho la pena pasearnos por allí y comprar algún producto típico o probar algo.

Monumento a la Libertad: a la figura en la parte superior del monumento la llaman Milda y tiene tres estrellas de oro. En el pedestal del obelisco hay esculturas de piedra que cuentan la historia del país. Una vez por hora –durante el día- se hace el cambio de guardia que vale la pena ver.

Catedral Ortodoxa de la Natividad: la vislumbraremos por sus cúpulas de oro desde muchos puntos de la ciudad. Es el mayor templo ortodoxo de Riga y que sobrevivió a los tiempos soviéticos como planetario y restaurante. No dejéis de admirar las pinturas que cubren todo el techo.

– Por toda la ciudad encontramos edificios de Art Nouveau pero especialmente no os podéis perder los edificios de las calles Elizabetes y Alberta.

Espectaculares decoraciones, vidrieras y escultura que os maravillarán.

Museo Nacional de Arte de Letonia: en este majestuoso edificio encontramos obras maestras de los pintores más destacados de Letonia, así como de la región báltica y Rusia.
Sólo por pasear por sus palaciegas salas ya vale la pena visitar este museo. No os olvidéis de subir a sus terrazas de la planta superior con vistas magníficas de la ciudad.

Una sugerencia si tenéis tiempo: visitad Jurmala, es una ciudad balneario en la costa letona -su nombre significa «playa» en letón- situada a unos 30kms de Riga, yo llegué en tren (2,5€).
Amplias y ventosas playas repletas de casas art-déco y con muchas tiendecitas, realmente agradable de visitar.