A tan sólo unos 45 minutos de Lisboa, hacia el noroeste, se encuentra Sintra, una pequeña ciudad que parece salida de un cuento de hadas con sus palacios, sus villas, sus bosques y sus castillos con almenas. Sintra fue el destino elegido por la realeza portuguesa, y es la elección de retiro de la alta sociedad europea. Sus jardines exóticos, su tranquilidad y discreción la convierten en el lugar perfecto.
Sintra fue el primer Paisaje Cultural de Europa por la UNESCO en 1995, y es que rezuma una energía especial. Es mágica por su sencillez y os enamorará; parada obligada en Portugal. Por eso, cualquier visita a Lisboa de más de tres días, merece incluir una excursión a Sintra, al menos para conocer los dos palacios más populares el Nacional de Sintra y el de Pena.
Eso fue lo que hice en mi primera vez en Lisboa, fueron cinco días de los cuales dediqué prácticamente uno a conocer estos dos palacios. Quedé maravillada.
Recientemente mi motivo para regresar a Sintra fue conocer el Tivoli Palácio de Seteais Sintra Hotel, y propiedad de Minor Hotels –una de las mayores empresas tailandesas- desde hace dos años, y especialmente tenía muchas ganas de probar el nuevo Anantara Spa (marca de spas y hoteles de lujo muy conocida en Asia y Oriente Medio).
El Palácio de Seteais es un impresionante edificio romántico que transporta a los huéspedes a una elegante atmósfera del siglo XVIII, todas sus habitaciones, y salones están decorados con inmobiliario de extraordinaria riqueza y con más de dos mil obras de arte, desde tapices a frescos de incalculable valor. Es un escenario perfecto para una película de esa época – de hecho los tres días que pasé allí, hubo un día con un rodaje-. Pasearse por los jardines o sentarse con un libro en uno de los salones, es todo un placer.
En este link podéis ver mis fotos de Tivoli Palácio de Seteais Sintra Hotel
En este link podéis ver mi vídeo de Tivoli Palácio de Seteais Sintra Hotel
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Sus lujosos jardines, piscina y pistas de tenis, lo convierten en el hotel perfecto para perdernos unos días. De hecho, el impresionante edificio construido en 1787 y que fue originalmente la residencia del cónsul holandés (responsable de la transacción de diamantes entre Brasil y Portugal), quien eligió Sintra por su similitud al clima nórdico, y pasó por diferentes manos hasta que terminó en poder del Gobierno portugués en 1946, y desde 1955 está gestionado por Tivoli Hotels. Fue en ese momento que se restauró completamente para devolverle su aspecto orginal y el brillo que tuvo antaño, con todos las modernidades de la hotelería de hoy en día.
Elegante lobby, con salas y pasillo palaciegos, espectacular


Todo en él es fotografiable –instagrameable-. Sus 30 habitaciones son todas diferentes, cortinas florales, cuadros con historia, telas de terciopelo, muebles de orígen, cuartos de baño de mármol. Un placer para los sentidos.
Los desayunos son a la carta y se adaptan a lo que el cliente quiere, en mi caso, como siempre pedí Nutella y me la procuraron. Frutas exóticas, de temporada, quesos y embutidos portugueses, bollería, diferentes tipos de pan, etc.
La gastronomía es espectacular -como su entorno palaciego que acoge comidas y cenas-, carta diferente de día y de noche.
Repetí postre a diario: tarta de manzana con helado, deliciosa, crujiente y sabrosa.
Todo muy bien cuidado. Servicio atento y simpático, de los clásicos camareros que llevan años en el mismo trabajo y que saben cuál es el significado de servir.
La novedad es el Anantara Spa, la marca de spas tailandesa conocida por su mezcla exclusiva de aceites y técnicas tradicionales que estimulan la circulación, promover la liberación muscular profunda y restaurar el flujo de energía a lo largo de las líneas de relajación profunda. El edificio del Spa es el antiguo palomar -antiguamente la cria de palomas era símbolo de status-, ahora convertido en un sofisticado y sorprendente spa.
Todos los tratamientos en el Anantara Spa empiezan con el ritual de pies, como en Asia. La experiencia de la experta Lucia Cunha y directora del Spa se nota en todos los detalles del spa, es sin duda, un spa asiático con diseño sofisticado europeo en el corazón de Sintra.
En este link podéis leer mi entrevista a Lucia Cunha donde desvela todos los detalles de su know-how y preferencias
En este link podés ver mi vídeo del Anantara Spa en Palácio de Seteais
El Spa es pequeño: dispone de dos salas de tratamientos y el Aqua Healing House, ubicada en lo que antiguamente fue el palomar, que ahora está dedicada a los tratamientos con ducha de Vichy.
Yo disfruté del tratamiento estrella: Anantara Seteais Romantic Experience de 150 minutos consiste en un masaje de todo el cuerpo con técnicas lomi-lomi seguido de un facial con vinoterapia con productos de Aroms Natur y que termina con una máscara facial de algas. Sentí mi piel elástica y fantástica. Un viaje de placer para mi cuerpo y mi mente
Palácio de Seteais está en el centro de Sintra, y yo me moví a pie o en coche dependiendo de las distancias. Quiero compartir mis visitas y tiendas imprescincibles en Sintra y alrededores:
– Palacio de Pena: Es hoy un símbolo de la cultura portuguesa, fue una de las principales residencias de la familia real portuguesa durante el siglo XX y a la vez constituye una de las máximas expresiones del estilo romántico del siglo XX en Portugal. El Palacio de Pena comenzó en el monasterio, antes de que fuera dañado por un rayo y más adelante seriamente deteriorada por el gran terremoto de Lisboa de finales del siglo XVIII. Pone en desorden hasta que el príncipe, así que tomado con el punto, la reconstruyó en estilo romántico a su gloria actual, para ser utilizado como residencia de verano de la familia real portuguesa.
– Palacio Nacional de Sintra: situado en el centro de la ciudad, es un monumento único por su valor histórico, arquitectónico y artístico. De todos los palacios erigidos a lo largo de la Edad Media por los monarcas portugueses, únicamente el de Sintra ha llegado hasta nuestros días prácticamente intacto, conservando la esencia de su configuración y silueta desde mediados del siglo XVI. Las principales campañas constructivas posteriores a la Reconquista cristiana (siglo XII) fueron realizadas durante los reinados de D. Dinis, João I y Manuel I, entre finales del siglo XIII y mediados del siglo XVI. Estas obras de adaptación, ampliación y mejora definieron la fisonomía.
– Quinta da Regaleira: situado a tan sólo unos metros de Palácio de Seteais, por lo que llego a pie. La entrada cuesta 6€.
Quinta da Regaleira es una extravagancia de estilo neo-manuelino de principios del siglo XX, con una fachada con almenas, torretas y remates tallados con criaturas mitológicas. Espectaculares jardines con cuevas, senderos fantásticos, estatuas de bronce, escondrijos, fuentes, lagos, todo muy exótico y de un cierto aire onírico. Me recordó una mezcla entre el Parque Güell barcelonés o el Monasterio de Piedra de Zaragoza, realmente muy interesante.
– Praia Grande, a tan sólo diez minutos en coche del hotel, tal y como su nombre indica es una playa larga y amplísima. Perfecta para surferos durante todo el año, de hecho el día que yo la visité, hacía mucho viento y era un día gris. Allí encontramos una de las mayores piscinas de agua salada de Europa, en el hotel Arribas (aunque no estéis hospedados en él, podéis entrar pagando).
También veréis como curiosidad unos vestigios de la presencia de dinosaurios en el acantilado sur.
– Bodega Colares: La bodega principal de la denominación de origen Colares está en el centro de Colares, entre Praia Grande y Palácio de Seteais. De hecho es la primera cooperativa de vino en Portugal, fundada en 1908.
Los vinos de Colares proceden de viñedos que crecen como arbustos, y se encuentran en acantilados de 200 metros de altura, con vistas al mar. Estas vides nudosas son plantadas en las dunas de arena utilizando el método inusual, zanjas excavadas, a menudo con más de 3 metros de profundidad, hasta alcanzar el suelo de arcilla, luego se siembra con la arcilla calcárea debajo de la cepa. Todo ello con el máximo respeto y de acuerdo a antiguas tradiciones. Las vides de este tipo no fueron afectadas por la filoxera gracias a estar implantados profundamente, a menudo más de diez metros, que les permitió escapar de la enfermedad.
Los colores no son intensos y el sabor puede recordar al inicio a moras; en boca es fresco y fuerte, por lo que a mi me evocó un carácter muy fuerte y la huella de épocas pasadas.
Yo hice una cata de vinos Colares en el Palácio de Seteais con el sumelier y me gustaron mucho. Muy terrosos y diferentes.
– Olaria S. Pedro: es una coqueta tienda de arte de la artista multidisciplinar Sónia Borga, especializada en porcelanas, pero también en muchos metales e incluso encotraremos bisutería y pendientes. Todo de artistas portugueses, os encantará.
– Casa Piriquita: La panadería Piriquita fue fundada en 1862, unos 160 años. Allí podemos comprar para llevarnos –como hice yo- o para degustar pues hay una amplia zona de cafetería. Hoy en día está gestionada por la quinta generación de la misma familia y sus tres productos estrella –típicos en Sintra– son:
. Travesseiros: Es un pastelito de hojaldre en forma de almohada -como su nombre en portugués indica-, compuesto de huevo y crema de almendras y un ingrediente. Es delicioso! en Piriquita lo tienen de crema, de almendras o de Nutella!
Adjunto foto del Travesseiro que comí de postres en Tivoli Palácio de Seteais, ¡delicioso!
. Queijadas: El origen y la historia del queso de Sintra delicioso tiene su origen en la época medieval cuando se utilizaba como forma de pago. Son pequeñas tartas de queso, azúcar, huevos, harina y un poco de canela y todo encabido un recipiente algo crujiente. Yo me compré varios para llevarme a casa.
La mejor opción desde Barcelona para llegar a Lisboa es Vueling: dos vuelos diarios y lo mejor: salen a primera hora de la mañana o de la tarde, perfecto para aprovechar el día en destino.
Esta vez escogí tarifa Optima para poder facturar maleta y elegir asiento.
Desde Lisboa en coche hasta Sintra son unos 45 minutos.