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Todos tenemos in mente las playas de Bali, los arrozales y los templos que atraen a multitud de turistas, pero Bali va mucho más allá: y la mayoría de turistas nos quedamos con una imagen, y en mi último viaje he descubierto rincones que no conocía y que me han impresionado: playas de aguas cristalinas, una imagen tranquila -con poquísimos turistas- y conexión al máximo con la naturaleza. Yo lo he encontrado en el noroeste de la isla, una parte que no conocía y que me ha encantado. Allí se encuentra The Menjangan, un íntimo y chic resort situado en medio del Parque Nacional Bali Barat. Desde Ubud tardo algo más 4 horas en llegar en coche.
El hotel ocupa una inmensa extensión de 382 hectáreas dentro del parque nacional, y cuando se llega a él por un camino no asfaltado y recóndito, lo primero que vemos es la recepción que ocupa el edificio principal y el más alto de este lado de la isla -33 metros- con el Bali Tower. Una fantástica edificación típica javanesa de madera que alberga el lobby abierto, el restaurante y la sala de juegos. 
En este link podéis leer más información sobre la zona en la web oficial de Turismo Indonesia.
Para ver mis fotos de The Menjangan linkar aquí
Para ver mi vídeo de mi casita en la playa en The Menjangan linkar aquí
Para ver mi vídeo del Mangrove Spa linkar aquí

Me tomé el refrescante jugo de lemongrass de bienvenida y en seguida subí hasta arriba del todo, para ver la extensión del lugar, y ví las impresionantes vistas a 360 grados ¡espectaculares!.

Allí también se encuentra uno de los lugares más unicos para celebrar bodas, presentaciones o hacer yoga. Quedé prendada de esta plataforma que se asoma por la cima de los árboles.

Al ser un resort con distancias tan grandes, moverse por él puede ser parte del nuestro ejercicio diario, sea a pie o en bicicleta, o también podemos optar por las divertidas furgonetas que están disponibles para llevar a los huéspedes dónde requieran.

The Menjangan dispone de 14 enormes habitaciones, todas con su propia terraza, en el llamado Monsoon Lodge,

que están construidas alrededor de una bonita piscina, jacuzzi y un entorno totalmente integrado en la naturaleza. 

Yo ocupé una de las 7 beach villas, es decir de las casitas en la playa, todas ellas construidas en estilo Joglo– de la isla de Java-:

El interior es de estilo moderno con grandes y románticas camas con dosel, baños de mármol, ducha, toilette y enorme bañera al aire libre.

Y una gran terraza en la misma arena de la playa para poder disfrutar del paisaje.

O de los abundantes ciervos. De hecho Menjangan significa ciervo en balinés, y estos preciosos animales se pasean por todo el parque nacional, e incluso enfrente mi casita, especialmente por la mañana cuando la marea era baja. 

El bar y restaurante están construidos también encima la playa, espectaculares vistas. Se come y se disfruta en la terraza de madera, y así también podemos comprobar el contraste entre marea alta y marea baja.


El menú diseñado para ofrecer una mezcla de toques locales con oferta internacional, está unido por la premisa de comida saludable y de dar protagonismo al producto sin más pretensiones. Yo lo disfruté muchísimo. 

El Mangrove Spa, como dice su nombre, está escondido entre los manglares y dos cabañas abiertas ofrecen dos camillas cada una con uno de los detalles de spa más espectaculares que he visto en mi vida: donde se apoya la cabeza para recibir el masaje, normalmente se coloca una flor, o un cuenco con agua y flores flotando para relajar la mente si es que tenemos los ojos abiertos. En este caso, hay un espejo que refleja el océano, espectacular. Disfruté de dos tratamientos, dos masajes diferentes con la misma terapeuta que supo reconocer mis necesidades


Las actividades del resort son múltiples y tienen que ver con la naturaleza: desde montar uno de los magníficos 15 caballos australianos, mi propuesta es hacerlo en la puesta de sol, por el itinerario que tienen por la playa. Cuando yo me disponía a montar el caballo, cayó una tormenta tropical que hizo cancelar la actividad.

Observación de pájaros a la salida del sol. Sí, para esta actividad se tiene que madrugar, pero es cuando hay más opción de encontrarse a los animales en su hábitat. Yo opté por una similar y que no requería el madrugón: trekking por la selva. Importante vestirse adecuadamente y protegerse tanto del sol como de los insectos. El guía de Menjangan me iba explicando los diferentes tipos de árboles, las propiedades de las hojas, etc.
Yo no monté en bicicleta, ni realicé ninguna clase de cocina balinesa, pero serían otras de las actividades que ofrece el resort

Enfrente del hotel, a unos 30 minutos en barca se encuentra la isla del ciervo, Menjangan Island, no está habitada pero sí se encuentran en ella varios templos, y durante mi corta estancia en ella, varias familias de balineses llegaron para adorar a los diferentes pequeños templos de la pequeña isla. 

Las aguas de alrededor de la isla, son cristalinas y perfectas para hacer snorkelling o bucear. Millones de peces de colores nadaban por sus aguas y jugaban en sus corales.

Sin duda una experiencia espectacular, un gran descubrimiento, al que volveré. Recomiendo pasar un mínimo de cinco noches, pues os entusiasmará el lugar, todos los empleados son encantadores y el lugar, sin duda os enamorará.

Para llegar a Bali elegí Qatar Airways por horarios y eficacia. El transfer en el fantástico Hamad International Airport es perfecto, incluso al regreso sólo disponía de 1 hora y todo bien calculado. Además, los aviones fueron los B787, el espectacular Dreamliner que en el caso de Qatar Airways la configuración es la mejor que conozco, con un amplio asiento totalmente abatible, múltiples cajones y recovecos para meter mis enseres y enchufes y puertos usb para ir cargando mis diversos aparatos. Me encanta.