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Düsseldorf es el centro económico de Alemania y una potente ciudad de servicios. Además es la capital del estado NRW –Renania del Norte-Westfalia lo que la convierte en una vibrante metrópolis, con oferta para entretenimiento para todos los gusto. Entre mis preferidas museos y galerías de arte, lo que convierte a la ciudad, también en un polo de atracción para artistas.
Una de las zonas con más vida de la ciudad es el barrio de Bilk, allí viven muchos estudiantes pues la Universidad Heinrich Haine vertebra el barrio y la presencia de los jóvenes la convierte en una zona con mucha vida y en evolución constante.
En mi reciente visita a la ciudad de Düsseldorf realicé una visita guiada por el barrio, al en el que había pasado mucho tiempo en mis tiempos de estudiante, y que ahora, lo ha convertido en una zona más concurrida por gente de toda la ciudad.
Mi paseo de unas 3 horas empezó en el Medienhafen – el resultado de regenerar completamente en antiguo puerto fluvial- sede ahora de empresas de comunicación, galerías de arte y bares de moda.

Curry: Las salsichas son el fastfood por excelencia alemán, y las que dicen son las mejores de la ciudad, están en el Medienhafen, en un local sencillo y que sirve de galería de arte a artistas emergentes.
No dejéis de pedir la salsicha con oro (sí, tal cual).

Null:Zwo:Elf es una pequeña tienda que vende camisetas y complementos con un par de símbolos de la ciudad, por lo que es perfecto para llevarse un souvenir diferente, sea una taza, un babero o una camiseta.
Además son muy simpáticos.

Bernstein & Inbar es una coqueta tienda de comida para llevar y también para comer allí especializados en productos delicatessen italianos –aunque el nombre poco tiene de italiano-.
Catering, desayunos o almuerzos en un ambiente chic y encantador. La gran mesa principal de madera que preside el loca es preciosa.

Oliva Vintage: es un viaje por la moda de los últimos 200 años, un viaje precioso.
La tienda incluso sirve a vestuarios para películas. No se caracterizan por su simpatía, pero seguro que encontramos alguna pieza original que nos queramos comprar.

Quise pasar también por un encantador parque, donde los cisnes revolotean por el estanque, y encontramos unos bancos perfectos para sumergirse en la lectura, el Kaiserteich y el Schwanenspiegel. Históricamente estos estanques pertenecen a las aguas de protección original de las protecciones de Düsseldorf, que fueron eliminadas en 1802.
El puente que conecta los dos estanques es precioso, y alrededor están rodeados por un jardín inglés, por lo que los convierte en un auténtico oásis de tranquilidad urbano.

Llegué al Museo K21. La Kunstsammlung (colección de arte) está compuesta por dos edificios: K20 inaugurado en 1986 en la Grabbeplatz, un edificio con fachada de un característico granito negro, y en el año 2010 se añadieron otros 2.000m2 y se renovó el primer edificio. Con obras relevantes de Picasso, Henri Matisse y Piet Mondrian, así como unos 100 dibujos y pinturas de Paul Klee, la colección permanente brinda una visión singular del Vanguardismo.
Yo esta vez, visité el K21 en Ständehaus, que fue el edificio que hasta 1988 albergaba la sede del parlamento de NRWRenania del Norte-Westfalia-. El edificio es de estilo neoclásico, pero dentro es muy moderno: además de secciones conocidas de la colección con arte internacional desde los años 80, también se muestran las exposiciones de artistas más jóvenes. Se pueden disfrutar de exposiciones de Christian Boltanski, Pamela Rosenkranz -podéis ver mi vídeo en este link-, Inge Mahn y un largo etcétera.

Actualmente hay una instalación espectacular InOrbit del arquitecto argentino Tomás Saraceno, quien ha suspendido una red metálica a 25 metros por la que se puede caminar (con supervisión de los responsables de K21) por un área de 2.500m2, a modo de paisaje surreal.

De allí caminé hasta el barrio de Carlstadt, por la Hohe Strasse, llena de restaurantes y tiendas gourmet.
Entre ellas quiero destacar:
Hinkel que dicen que hacen los mejores panes de la ciudad (y sin duda para mi, los alemanes son los reyes de la panadería) desde 1891

También encontramos callejones pequeñitos que esconden encantadores cafés con jardines como Pure Freude.

Pure Freude, pastería y café que pertenece a  la nieta de un pintor Imi Knöbel, artista reconocido por utilizar muchos colores neones en sus obras. En algunos productos de la pastelería, también se plasman estos colores neones.
Sorprende con macarrones espectaculares y con pasteles y helados deliciosos; su pequeña terraza en el patio interior. Su helado de chocolate negro es sencillamente delicioso.

– Münstermann Kontor es el desenfadado restaurante donde cené muy bien. Hacía calor y elegimos la terraza.
Servicio simpático, comida de inspiración asiática y detalles en sus acabados. Muy recomendable.

A parte de la Altstadt, el casco viejo, Düsseldorf ofrece mucho más.
Mis sugerencia es no perderse Flingern, que se ha convertido en un barrio boho-chic, con tiendas de diseñadores y propuestas alternativas -podéis leer aquí mis propuestas-, y este magnífico itinerario de Por Bilk y Carlstadt.
Si buscáis alojamiento podéis leer mi artículo sobre los mejores hoteles y los más cool de la ciudad.
Este es el link oficial de Turismo Düsseldorf.