Pasta, pizza y helados, son los productos más deseados para el viajero cuando se viaja a Italia. Tópicos y esperados. Los tres deliciosos elementos, tienen en Italia una fama más que merecida y real: son mucho mejores que los que estamos acostumbrados a tomar y sin duda ayudan a promocionar la marca Italia por todo el mundo. Yo misma prácticamente sólo como helados en Italia. Y además forman parte de mi ritual del viaje: comerme mínimo un helado al día y disfrutar de la gastronomía. Aunque sea invierno.Curiosamente la relación tamaño-precio es mucho mejor en Italia que en cualquier ciudad del mundo: el helado más pequeño es de un tamaño considerable, no los ponen a bolas como los conocemos tradicionalmente en España, sino «paletazos». El precio en Milán es de 2,5€ el cucurucho más pequeño. Luego añadir los toppings/aderezos adicionales. Incluso helados dentro de brioches, una auténtica bomba calórica pero deliciosa. Los helados son muy cremosos y absolutamente deliciosos. Y para mi que soy una super fan del helado de chocolate negro, «cioccolato fondente«, en algunas de las heladerías que los he probado tienen más de 2 sabores diferentes de chocolate negro, incluso hasta 6. Los que triunfan en Italia son los helados de tiramisù, Nutella, pistacho, fior di latte (nata) y sabores variados de fruta.
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Me he recorrido una a una heladerías y pastelerías de renombre milanesas -fruto de mis múltiples viajes a Milán y a los consejos del conserje del Hotel Four Seasons Milano) para poder hacer la mejor selección para mis lectores:
–Chocolat: Es mi heladería de referencia por estar muy bien ubicada (a dos pasos de la estación de Cadorna) y por tener seis tipos de chocolate negro diferentes (a la pimienta, al ron, a la naranja, al extra negro de Guaraja, a la canela y al jengibre).Además cuenta con una agradable cafetería de decoración moderna con maderas oscuras.
– Il Massimo del gelato: Sin duda- para mi- la mejor gelateria de Milán y no es fácil de encontrar. Para empezar no tienen página web, su dirección Via Castelvetro 18, tampoco está en el centro histórico donde acostumbramos a movernos los turistas. Pero buscarlo vale la pena. Todos sus helados elaborados con ingredientes frescos y sin conservantes.
– Ernst Knam: Este pequeño y coqueto local apartado del centro histórico milanés ofrece una pastelería selecta con una revisión moderna por su propietario y artífice de mismo nombre que la pastelería. De hecho a Ernst le llaman también el rey del chocolate por un programa en la televisión.
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– Bastianello: Otra gran cafetería clásica con ambiente local y una pastelería deliciosa. Inaugurada en 1950, es una insignia histórica de la ciudad. El atélier de gusto está decorado con sobria elegancia y referencias a un estilo art nouveau que recuerda lo mejor del finales del siglo XIX de Viena y París. El punto fuerte del restaurante es la producción de postres, todos hechos en el taller artesanal con recetas regionales a las esculturas de chocolate totalmente customizadas, con una gran atención al detalle por la decoración y a los paquetes y cajas regalos.
Los dulces son increíbles y el momento del clásico aperitivo italiano sigue la tradición de la vieja Milán.
(con embutidos, canapés de carnes, tartas hechas de verduras con patatas fritas caseras excelentes y mini pizzas), no os lo perdáis.
– Pasticceria Marchesi: es el símbolo de la excelencia desde 1824. Todo un pasaje a la historia entrar en la pastelería más antigua en Via Santa Maria alla Perta 11, también encontramos otras más céntricas y más nuevas en Galleria Vittorio Emanuelle y en el corazón del triángulo de la moda en Via Monte Napoleone 9.
Me encanta tomar un café en paredes que respiran historia y estilo
– Cioccolat Italiani: esta relativamente reciente tienda, cuenta con tres sedes en la ciudad, y yo tuve que hacer veinte minutos de cola para poder comprar un helado. La locura. A parte de disponer de tres tipos de helados de chocolate negro, también han creado unos cucuruchos que combinan con crêpes dentro (sí, tal cual leéis), o los adornan con Nutella; y en todos los cucuruchos les echan chocolate deshecho dentro (con o sin leche). Lo llaman «cucuruchos de autor» porque son diferentes y originales