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México es uno de mis países preferidos, siempre digo que son varios países en uno. Conocí Yucatán en el año 2005, fue en otras condiciones, viajando sola e improvisando.
En mi segunda experiencia, disfruté del Yucatán de lujo, organizado por Catherwood Travels que es el auténtico especialista de la historia maya conjugada con haciendas y experiencias exclusivas.
La verdadera riqueza de la zona maya es realmente poco conocida -muchos turistas visitan Chichen Itzá y poco más-, aunque se sabe que las grandiosas y más conocidas pirámides y ciudades que está increíble civilización construyó, se desconoce que la cultura maya es una cultura viva, cuya historia no se detuvo en el momento de las pirámides.
Desde el avión Yucatán es un verde salpicado de pueblitos y sitios arqueológicos, pero predominantemente verde. Para resumir: dispone de sitios arqueológicos, históricas ciudades virreynales, atractivas riquezas naturales como cenotes y grutas, un basto acervo cultural expresado en lengua, música, danza y gastronomía así como el gran valor de los usos y costumbres de nuestras comunidades mayas. Catherwood Travels es la opción por excelencia para deleitar al viajero más exclusivo y exigente. Para aquel viajero maduro que busca la esencia de los lugares teniendo un acceso y un marco únicos.
Los desplazamientos los realicé en una furgoneta de lujo y dormí en la Hacienda Temozón – donde también se hospedaron Bill Clinton y George Bush así como otros mandatarios mundiales-. Dispone de tan sólo 28 suites con detalles exquisitos, y frondosos y fotografiables jardines.
Y una piscina increíble, además posee un pequeño spa, una pista de tenis y dos cenotes privados. ¿Se puede pedir más?
Nuestro viaje empezó con una comida en la Hacienda Xocempich
y con baño incluido en el cenote privado. Los cenotes eran lugares sagrados para los antiguos mayas, pues los consideraban umbral del inframundo y ámbito sagrado.
Por otro lado, han sido las únicas fuentes de agua fresca en un territorio que no conoce ríos, arroyos, lagos ni estanques. Los cenotes siguen siendo centrales en la vida maya y muchos de ellos están abiertos al público, pero sólo Catherwood Travels ofrece acceso exclusivo a cenotes privados, fue realmente increíble y nos resfrescó del acuciante calor yucateco.
Después tuvimos una visita privada Chichen Itzá, cuando el recinto ya estaba cerrado a los turistas, Catherwood tiene acceso exclusivo y con explicaciones de un arqueólogo.
Cena en la magnífica Hacienda Tekik de Regil con el chef Roberto Solís.
La Hacienda dispone sólo de dos habitaciones y es perfecta para celebraciones.
Una de las dos habitaciones tiene una pequeña piscina dentro de la habitación. Realmente me encantó.
Al día siguiente visitamos el sitio arqueológico Uxmal bajo un fuerte sol de mediodía y con las explicaciones de un arqueólogo. Después comida y baño en la hacienda Xocnaceh, en una iglesia abandonada con frescos en las paredes.
Al terminar el grupo asistió a una ceremonia con un chamán maya para desearnos felicidad. La lengua maya sigue estando muy viva en todas las comunidades yucatecas.
La experiencia terminó con una magnífica cena en la Hacienda Temozón. Dos días intensos que nos dieron una idea de lo que es la experiencia yucateca, creo que idealmente se tendría que programar mínimo 7 noches para poder visitar más sitios arqueológicos y poder disfrutar del esplendor de las haciendas y sus gentes. Quiero destacar que además del proyecto de restaurar algunas de las haciendas parte de la voluntad de Catherwood Travels es revitalizar a las comunidades aledañas: se crearon programas de formación para que las comunidades locales tuvieran una ocupación o trabajaran en las haciendas. Esta parte es de vital importancia para ayudar a la región y a sus gentes que en realidad son su esencia.
La guinda de mi viaje la puso Aeroméxico pudiendo disfrutar de los Salones Premier dándome un upgrading para mi viaje de 11 horas de vuelta. La vida se ve de otro color cuando se ha podido descansar en un vuelo transoceánico.