En Tailandia el color púrpura es el color de la monarquía, y la monarquía es realmente una institución muy respetada y querida y además el color púrpura es mi color preferido. Y es también el color predominante en toda la reserva Phulay Bay de Ritz-Carlton en Krabi, al sur de Tailandia.
El arquitecto Bunnag ha creado un espacio único, invitando al huesped a entrar en un mundo surrealista y mágico, donde la naturaleza es la protagonista y el arte juega un papel muy importante. En todo el resort vemos como el diseño acentúa el tono del mito tailandés y del patrimonio cultural, donde los espacios emananan tranquilidad y se combinan para involucrar al visitante y regalarle una experiencia única.
Llegar al Reserve es un impacto para la vista, las altísimas paredes de color púrpura con sus 2500 velas encendidas al atarcedecer y el clásico e imponente edificio de recepción donde te dan la bienvenida con una sonrisa y una bebida refrescante para apagar la sed
Phulay Bay en Krabi es el hotel ideal para poder hacer el island hoping, saltar de isla en isla, bucear por las islas Ao Nang,
Actividades como bucear con tiburones y alrededor de la ultrafamosa isla Phi Phi, hacer trekking por los difrentes parques nacionales como Kao Prak o Khao Phaom Bencha, o visitar la cultura tailandesa local como eltemplo Wat Bang Rieng o el Wat Tham Seua (Templo cueva del tigre).
O simplemente para no hacer nada y disfrutar de las magnificas villas, en su mayoría con piscina privada, o de la enorme piscina infinita al borde del Mar de Andamán mientras de degusta un Sri Trangtini (cocktail picante) o de las vistas y del Dolce Far’ Niente
El lujoso resort cuenta con 54 villas exclusivas, de seis categorías diferentes y de de unos 175m2, diseño moderno pero con un toque oriental que se nota en casa detalle. Cuentan con la cama más grande del mundo: 4 metros de largo y 2 de ancho. Las familias con niños son bienvenidas y pagan a partir de los 6 años. Puertas pintadas a mano por un pintor local y todas ellas diferentes con temas, dibujos de inspiración de antiguas historias de hombres y mujeres sonriendo. Evidentemente cafetera de último modelo, facilidades para el té, la última tecnología con su televisor, DVD y estación de ipod.
Además de bañera exterior:
Detalles como dos tipos albornoces, uno de seda púrpura con sus zapatillas a juego, y otro de algodón para salir elegante de la ducha. Amenities como enjuague bucal de tamaño grande o un set de manicura con su estuche de piel. Mini bar gratuito.
Atención plena a todas las necesidades del huésped. Detalles que sólo se encuentran en pocos hoteles del mundo.
Podéis ver mis fotos Phulay Bay, a Ritz-Carlton Reserve de linkar aquí
Para ver el vídeo de mi habitación en Phulay Bay, a Ritz-Carlton Reserve linkar aquí
Cenar una barbacoa en la playa a la luz de las velas, o una cena romántica en el jardín de la propia villa, o en el increíble restaurante Lae Lay con una piscina que rodea toda la villa y esto enfrente al mar. Chupa chups de chocolate con sorbete de fruta tropical o mini plátano flambeado con envoltura de chocolate
o Mouse de mango con hamburguesa de chocolate son postres que pude disfrutar y que se han quedado en mi memoria gastronómica para siempre. El chef francés Gaetan Biesuz sabe lo que se hace para deleitar a los paladares de los viajeros más exigentes.
Mi parte preferida del hotel es el Spa, donde disfruté de un masaje tailandés, seguido de un tiempo de relax en el maravilloso jacuzzi, escuchando el sonido del mar. Nada se puede comparar con los rituales tailandeses.
Phulay Bay es el lujo elevado a su máxima potencia, el amor a los pequeños detalles, a los deseos del huésped y al absoluto respeto por la comunidad y cultura locales. Privacidad, villas de unos 175m2, diseño moderno pero con un toque oriental que se nota en casa detalle, los mejores amenities, gastronomía de altísimo nivel. El que es, seguramente, uno de los mejores spas de Tailandia, con una zona de relax con jacuzzi inmenso y una sauna de 35m2 con toda una pared acristalada con vistas al exótico jardín. Todo a 45kms del aeropuerto de Krabi. Enfrente del Mar de Andamán y de sus famosas formaciones rocosas y playas idílicas.
Cada día se ofrecen una serie de actividades gratuitas para los huéspedes, yo misma participé en yogilates y caminatas por la playa. Un gimnasio equipado con las máquinas más modernas abierto las 24 horas del día. Deportes náuticos como kayak o snorkelling son otras de las actividades que se ofrecen en Phulay Bay. Queriendo se puede estar con actividad durante todo el día.
Y los martes visita de un elefante para el disfrute de los huéspedes, niños y no tan niños!
Se oyen los pajaritos pipiando y de lejos el sonido de las olas batiendo suavemente contra la playa. Y a veces se oye a lo lejos el paso sigiloso de los siete coches eléctricos que facilitan la vida a los huéspedes: el mayordomo de la villa siempre a disposición del huésped. Siempre sonriente, siempre atento a sus deseos.
Y también se puede celebrar una boda en un entorno mágico, disponen de cuatro ubicaciones diferentes para proponer al futuro matrimonio. Mi preferida sería el pabellón tailandés auténtico enfrente del mar o casi mejor el área de recepción del hotel que es de impacto. Difícil decidirse por el lugar, ambos marcos únicos. En mi caso, el lugar perfecto para unas vacaciones de lujo y de relax.
Es un honor haber estado en Phulay Bay, el concepto de Reserve que Ritz-Carlton ha desarrollado para el sector del lujo, para las personas que han crecido en un entorno determinado y viajando a los mejores hoteles del mundo. O también, por qué no, para regalarse unas vacaciones exclusivas y únicas. Y sinceramente creo que el lujo está en los detalles y en el perfecto servicio en todo momento de una plantilla motivada, joven y comprometida con crear el entorno perfecto para unas vacaciones inolvidables.
Estoy contenta de haber descubierto este secreto exclusivo, y de saber que la ya cadena americana Ritz-Carlton tiene previsto abrir más Reserve en los próximos años, a los que querré ir sin dudarlo y que se convertirán, sin duda en un must para los viajeros crecidos en hoteles de lujo. Los Reserve es rizar el rizo de la exclusividad.