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Que un hotel es el ojito derecho de su propietario es normal, pero cuando ese propietario tiene más de 300 hoteles repartidos por todo el mundo y en lugares increíbles, por algo será. También habrá un motivo de peso para que el propietario cene un par de veces a la semana en el restaurante Quatre del hotel Gran Melià de Mar en Mallorca.
Pues sí, ahora lo puedo confirmar, después de meses de ser Follower en Twitter y salivar con las propuestas leídas y las fotos vistas también en su blog, ahora por fin, he podido comprobar in situ cómo es realmente el Hotel Gran Melià de Mar. Por su ubicación idílica enfrente del mar, y con cada una de sus 144 habitaciones mirando al mar. Digo mirando, porque todas disponen de un balcón con sillones, y con un sofá modernísimo y muy cómodo enfrente del balcón.
Ubicación privilegiada en Ses Illetes porque en diez minutos se llega al centro de Palma, en 20 al aeropuerto. Y porque además tiene dos calitas, que son prácticamente privadas del hotel. Agua turquesa, agua transparente, agua verdosa según el color del cielo mallorquín. Pasé horas estirada en la hamaca contemplando el horizonte y el mar. Mirar el mar y mirar el fuego de una chimenea son dos de las cosas que me dejan embelesada.
El hotel Gran Melià de Mar es uno de los hoteles más carismáticos de Mallorca, construído en 1.964 por el prestigioso arquitecto de estilo contemporáneo José Maria Coderch.

Fue objeto de una profunda renovación en 2.008 y le dieron un aire totalmente moderno, muebles de diseño, colores, leds, piscina con camas balinesas, restaurante con mesas de Dolce y Gabanna, y todo enmarcado en un clásico edificio con maderas a modo de separador entre balcones, que procuran la perfecta intimidad en cada balcón. Las habitaciones son suficientemente amplias como para sentirse cómodo, de tendencia minimalista y con predominio del blanco y el negro;

todas ellas con cafetera Nespresso y ipod doc station, exactamente lo que yo necesito. Decir que soy más de hoteles con decoración moderna que clásicos, pero en Gran Melià de Mar he encontrado una sentido del diseño que ha sabido casar muy bien con su entorno natural y enclave único en el histórico edificio.
Lo que diferencia a Gran Melià de Mar de otros hoteles en su entorno, es lo que ellos han bautizado como el Guest experience, es decir, el customizar hasta el último detalle, todas y cada una de las actividades propuestas. O de las actividades que se nos ocurran. Desde actividades programadas como conciertos sea de tenores, sea de jazz, etc en el Gabi Lounge, hasta actividades de pago como masajes al exterior, a cenas románticas en su cala semi privada

.El “no” no existe para el Guest Experience Manager. Cuántos hoteles tienen una persona dedicada exclusivamente en pensar como agasajar a los huéspedes? No se trata de entretener, sino de provocar que nuestra estancia sea única y memorable en todos los sentidos. Para mi lo fue.

En Gran Melià de Mar conocen mi debilidad por los spas, y por los tratamientos de belleza. Saben cuánto me gusta sentirme consentida, única y poderme relajar. El Clarins Spa fue el lugar perfecto para pasar parte de mi fin de semana, pues por su enclave es uno de los spas más exclusivos que he visto: con grandes ventanales con vistas al mar. Me imaginan en el jacuzzi disfrutando de las burbujas calientes y mirando al horizonte? Y la puesta de sol allí? Circuito de aguas, saunas, todo para que el huésped se sienta en la gloria. Como yo me sentí,
YHI es la marca corporativa de los Melià más lujosos y ubicados en sitios exlusivos. Yo ya lo disfruté en Shanghai y en Bali. Soy una afortunada. En el Clarins Spa se tiene cuidadoso detalle de todo, del té para relajarnos al llegar, de la aromaterapia que invade el ambiente, la luz… y todos los tratamientos son con la exclusiva marca Natura Bissé y yo pude disfrutar de face and body regeneration, body scrub (peeling corporal), body wrap (envoltura) e higiene facial con dos tipos de mascarilla del que salí renovada y con una piel increíble.
Y, desde este año, ofrecen un programa completo de Anti Aging con la colaboración y el equipo médico de Clínica Juaneda. Lástima que en un fin de semana no sea suficiente para poder disfrutar de un programa anti aging. Ideal para programarse una semana de relax y recuperación que es lo que Clarins Spa propone.

Y no sólo de cultivar el cuerpo y la mente se puede vivir, por eso el restaurante Quatre, con vistas al jardín y al mar, es el lugar perfecto. Y digo perfecto hablando muy seriamente, personas como yo que somos más de picar, que nos gusta probar un poco de todo, en Quatre ofrecen cuatro cartas en un restaurante: tapas, cocina mediterránea, japonesa y tepanyaki. Todo en un espacio de buen gusto, elegante e informal al mismo tiempo y con un servicio sonriente y afable. El desayuno buffet ingente, dulce, salado, no podían faltar las típicas ensaimadas mallorquinas de cabello de ángel, rincón saludable y cómo no: Nutella para mi!
Relajarse enfrente el mar, o pasar un rato en las burbujas del jacuzzi exterior,

disfrutar de los tentempiés y barbacoa en Ô Grille, y tomarse un magnífico cocktail de los especialmente diseñados por el gran barman Carlos Bonnín con la premisa de que “Lo más importante no es el cocktail, sino la experiencia que vives gracias a él”, otra experiencia más en el magnífico Gran Melià de Mar.
Felicitar públicamente por la actividad en redes sociales de Gran Melià de Mar. Es el hotel abanderado del grupo, pues curiosamente casi no tienen actividad 2.0. Pero el Gran Melià de Mar sí, informando puntualmente de actividades en el hotel e incluso en Mallorca.