El verde es un color que me gusta, que me transmite tranquilidad y sosiego y que predomina en La Mola Hotel and Conference Centre, sito cerca de como bien indica su nombre, la montaña de La Mola en el Parque Natural de Sant Llorenç de Munt i L´Obac, y al lado del Real Club de Golf de El Prat. Su arquitectura está totalmente integrada en el paisaje con sus azoteas de césped verde y que provocan que La Mola se camufle por colores y por discreción en los colores del Parque Natural.
La Mola está ubicado entre las ciudades de Sabadell y Terrassa (aunque pertenece al término municipal de esta última localidad ), es decir a tan sólo 30 minutos de Barcelona y conjuga la perfección y relax que nos ofrece su entorno natural, con la tecnología e instalaciones que una empresa necesita para poder organizar su evento.
El hotel está formado por 4 edificios: uno donde se encuentra la recepción con su enorme área de descanso, el restaurante L’Obac, el Sófora Café y el Bosc Bar. Otros tres edificios de arquitectura exterior idéntica: uno de sólo habitaciones, y otro de habitaciones y que alberga el magnífico Spa Sensations. El tercero es un moderno Centro de conferencias que dispone de 17 salas, con luz natural y magníficas vistas, con una capacidad de hasta 250 asistentes y dos auditorios perfectos para cualquier convención o congreso.
Seguramente es uno de los mejores centros para convenciones y presentaciones que he visto. Por diseño, por tecnología y por ubicación.
Las 186 habitaciones del hotel disponen de todo lo que un viajero busca para ese fin de semana de relax o para el viajero de negocios más exigente: un amplio espacio para trabajar, Wifi, camas cómodas, duchas con diferentes presiones, amenities naturales, plancha y tabla de planchar, albornoces, terraza para poder sentarse y contemplar las magníficas vistas, televisión con varios canales internacionales (incluyendo mis canales alemanes preferidos!).
En resumen, todo lo que yo, como viajera exigente deseo para satisfacer mis necesidades para estar cómoda y sentirme como en casa en un hotel. Las habitaciones de La Mola, definitivamente me gustaron mucho.
, ofrece platos de cocina básicamente catalana y está asesorado por Artur Martínez, chef del restaurante egarense Capritx, que tiene una estrella Michelin. Lo productos son de origen local con lo que de este modo pueden garantizar ingredientes frescos. Uno de los objetivos del chef es recuperar recetas locales tradicionales y ligada con esta voluntad de recuperación, decir que L’Oblit, el aceite de oliva que se ofrece en L’Obac es 100% de la variedad Becaruda que es una variedad local, cultivada en unos olivos de unos 350 años de Terrassa. Una delicia. L’Obac tiene una capacidad máxima de 200 comensales. El restaurante consta de una parte más amplia, con 5 mesas más amplias, en las que se ofrece una cena a la carta de alta calidad y de impecable servicio. El menú degustación cambia según la temporada y cuando yo estuve las setas y la caza eran protagonistas: platos como la terrina de verduras y carne de cocido con vinagreta de piñones y trufa, la sopa de hongos con corazones de alcachofas y tartar de jamón ibérico, así como la terrina de liebre con manzana reineta. Y todo por 35€, bebidas e IVA no incluidos. Yo no probé el menú degustación pero disfruté de unos deliciosos garbancitos vallesanos con butifarrada tarregada, aguaturmas y níscalos, seguido por un pastel de patata del Bufet y suave brandada de bacalao ahumado inolvidable. Me encantó. Quiero volver cuando cambien la carta a verano!
La carta de vinos no es extensa pero sí es representativa de diferentes variedades catalanas y DO españolas.
El desayuno, espectacular por su amplitud, se sirve en el mismo espacio que L’Obac y es de mención su healthy corner y su sección de embutidos locales. Variedad y calidad.
Por suerte, a La Mola, yo no fui para acudir a ninguna reunión o presentación, sino para poder relajarme un fin de semana, es por eso que reservé con antelación mi masaje en el Sensations Spa & Wellness Centre que incluye, además de cinco cabinas de tratamientos, una piscina interior climatizada, un circuito termal con tres piscinas adicionales a diferentes temperaturas.
Además, pude disfrutar del lujoso tratamiento de vinoterapia muy original y relajante: aceites calientes de vino, envoltura de polifenoles de vino y sal mediterránea, y un masaje descontracturante a base de saquitos de lino calientes llenos de partículas de uva roja prensada. Todo un mundo de sensaciones que me hizo salir flotando de mi cabina. Para rizar el rizo, pasé 23 minutos en la sorprendente silla relajante AlphaSphere con cromoterapia y música. Es uno de los dos únicos hoteles en España que la tiene y es realmente relajante y u.
Adyacente a La Mola se encuentra el Mas Bonvilar, una masía reconstruida manteniendo su peculiar personalidad y acondicionada con nuevas estancias interiores y exteriores, espacios únicos perfectos para dar un toque especial a sus eventos. El Mas está rodeado por un bonito jardín y además consta de una pequeña ermita, ideal para la celebración de bodas.
En definitiva, La Mola es una escapada ideal cerca de Barcelona y perfecta para poder relajarse del mundanal ruido sin tener que alejarse demasiado de la gran urbe.